Es
Resulta sospechosa la reciente propuesta de Nicolás Maduro a la MUD, corroborada o reafirmada luego por su comparsa del PSUV, de firmar un acuerdo de respeto de los resultados electorales del 6-D, cuando serán electos los diputados que conformarán la nueva AN de Venezuela que se instalará, constitucionalmente, el 5 de enero del año 2016.
Y es maliciosa y suspicaz dicha sugerencia porque viene del principal representante de un gobierno que se encuentra contra las cuerdas, que está en fase terminal, que es rechazado por la casi totalidad del pueblo venezolano que está firmemente persuadido que Maduro es el único y verdadero responsable de la catástrofe que vive la nación, cuyas principales manifestaciones son la escasez acentuada de productos alimenticios y enseres de uso doméstico, y el desaforado aumento del costo de vida, la inflación, que ha convertido los infames salarios de los venezolanos en polvo cósmico y tienen pasando hambre a buena parte de la población.
Es receloso que esta indecente propuesta provenga de un régimen que si algo ha hecho durante los 17 años de duración que lleva es desconocer hasta el ordenamiento jurídico del país establecido en la Constitución nacional, pisoteada y vapuleada a su antojo, violada según estudios serios, en más de la mitad de su articulado.
Y es más sospechoso aún que se plantee que dicho acuerdo sea firmado en un CNE, presidido, mayoritariamente por cuatro damas bien vestidas de rojo, cuya Presidenta ha dicho que “voto mata encuestas” y se niegan a aceptar la presencia en Venezuela, como observadores, a los representantes de instancias internacionales con dilatada experiencia en procesos electorales democráticos en todo el mundo como la ONU, la OEA y la Unión Europea, y sólo permiten que vengan como acompañantes el grupo de amigos de la revolución, especialmente la Unasur que preside el inefable y descalificado expresidente colombiano Ernesto Samper.
El régimen de Nicolás se sabe perdido, barrido a punta de votos democráticos que el 6-D serán emitidos en las urnas por el pueblo venezolano, que saldrá a las calles de Venezuela como en una especie de día de fiesta nacional para votar por el cambio que requiere urgente este país, para elegir una nueva AN autónoma e independiente que cumpla su verdadero rol de genuina representante del pueblo y deje de ser un apéndice del palacio de Miraflores y del Partido Comunista Unido de Venezuela.