La rebelión de los náufragos

Para los que fuimos espectadores de la crisis de los partidos políticos durante el período presidencial señalado, no nos cabe duda quiénes fueron los responsables intelectuales y materiales del decaimiento del sistema bipartidista que caracterizó la cuarta república y que dio origen indefectiblemente al liderazgo de Hugo Chávez

El título del presente artículo lo he tomado prestado de un libro cuya autora es Mirtha Rivero quien hace un recuento detallado de la segunda presidencia de Carlos Andrés Pérez (1989-1993), abordando con profundidad cada una de las interrogantes que surgieron en medio de un clima de conflictividad política cuyo desenlace lo conocemos todos los venezolanos.

Para los que fuimos espectadores de la crisis de los partidos políticos durante el período presidencial señalado, no nos cabe duda quiénes fueron los responsables intelectuales y materiales del decaimiento del sistema bipartidista que caracterizó la cuarta república y que dio origen indefectiblemente al liderazgo de Hugo Chávez como una alternativa a las propuestas reformistas con corte neoliberal que Pérez y su equipo de tecnócratas echaban andar cumpliendo el guion trazado por el FMI y el Banco Mundial.

Las zancadillas que el propio Comité Ejecutivo Nacional de AD le propinó a uno de los líderes naturales de su partido con un elenco de protagonistas encabezados por Octavio Lepage y Jaime Lusinchi, con la participación de Ramón Escobar Salom y los dos grupos de opinión más destacados de la época, Los notables y el Grupo Roraima con Arturo Uslar y Marcel Granier a la cabeza respectivamente, resultaron los ingredientes necesarios de un coctel que desembocó en manifestaciones del pueblo en contra de una manera de hacer política para una élite y no para las mayorías.

Tenemos este año 2016 grandes retos que afrontar, y los liderazgos regionales jugarán un papel importante en el debate necesario que hay que dar para abordar los principales problemas que se suscitan en las regiones y desde la provincia se esgrimirá la defensa a los más sublimes intereses de las mayorías, que si bien es cierto se expresó claramente por un cambio en la conducción de las políticas económicas, no es menos cierto que no estarán dispuestas a renunciar a los alcances de corte social que en los últimos años han conquistado. 

Venezuela cambió y aunque quienes han vencido en el terreno electoral donde se puso a prueba la fortaleza de nuestras instituciones están aún bajo los efectos del delirio que produce dicha victoria, quienes fuimos vencidos estamos dispuestos a dar el debate con respeto, con altura y con cordura para ponernos de acuerdo en lo que hay que hacer y como lo podemos hacer, empinados y con la frente en alto enarbolando las banderas de la equidad, el humanismo y el respeto a todas las clases sociales y políticas, a fin de cuentas esa es la esencia de la democracia.   

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