
La
La sala a oscuras. El silencio lo rompe la voz de la Bailaora zuliana Laura Pirela, son sus palabras, sus pensamientos; esta noche se “convierte un sueño o un capricho en realidad”. Para la artista, con 20 años sobre la escena, y formada bajo la tutela de la Bailaora internacional Carmen Garza, es un logro poder mostrar su carácter sobre las tablas de la mano del bailaor Domingo Ortega, juntos recorrerán el país. Y este su comienzo.
En el escenario las figuras se muestran tras el despertar de las luces. El amarillo y morado tiñe el espacio. Frente al público, cuatro bailaoras trajeadas de rojo. El cortejo alista la entrada de la pareja flamenca y dan pie a que el duende crezca en los asistentes.
Más de hora y media dura la presentación. Los bailaores se pasean por los palos flamencos más representativos como: tangos, farruca, fandangos, alegría, tanguillos y bulerías, llenando el espacio de buen flamenco, con toques de tradición y contemporaneidad. El tablao estuvo dispuesto bajo el cante y toque de Antonio Españadero, Sonia Berbel, El Trini y, en representación de Venezuela, Julio Alcocer y José Alirio Chirinos, el maestro de la guitarra flamenca en el Zulia. Sin duda alguna la música fue uno de las virtudes del montaje.
La emotividad y nostalgia dominan el instante flamenco cuando Domingo hizo el cante. Sus cabellos húmedos y sombras no dejaron ver su rostro. Sentado en una silla de madera y bajo una luz cenital deja escuchar su voz sutil y marcado acento andaluz. Detrás de él, la figura femenina de Pirela. Se mueve sigilosa y delicada por el espacio impregnado de humo, luz y sombras, para posarse sobres los hombros del varón y ponerle fin a la escena musical.
El momento cumbre de la presentación es cuando se ejecutan los solos de cada bailaor, donde la fuerza y pasión por independiente conquistan a los presentes. Eso sí, el experimentado Ortega hizo una solea que tiene como fin el estallido de los aplausos y la euforia, que se escucha más allá de las puertas del recinto.
Como toda reunión flamenca la velada termina con un fin de fiesta, donde el ritmo se apodera de las personas que motivadas se levantan para despedir a los artistas. Las próximas citas son en Valencia y Caracas. Ya serán otras las tablas y otras las manos que aplaudan no a la pareja sino a quien baila: el alma.
{youtube}https://youtu.be/EZ8M5TdiD10{/youtube}