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Medios
El senador por Florida Marco Rubio emergió como el verdadero ganador del primer gran debate presidencial de las elecciones de 2016 en Estados Unidos pese a que el “show”, como era previsible, corrió a cargo del irreverente magnate Donald Trump.
Los principales medios y analistas del país dieron ayer como vencedor al joven aspirante de origen cubano por unanimidad: logró presentarse como la sangre nueva que necesita el partido para ilusionar a los votantes y vencer a la favorita demócrata, Hillary Clinton.
Rubio llegó al debate como el séptimo en las encuestas, lejos de los grandes favoritos: Trump, el exgobernador de Florida Jeb Bush y el gobernador de Wisconsin, Scott Walker.
Los dos últimos defraudaron en un debate en el que estaban llamados a presentarse como los “presidenciables” frente a la bufonería de Trump, quien se ha adueñado de la campaña con sus exabruptos en el último mes y medio.
“El talento natural tiende a brillar en los grandes momentos cuando las luces se encienden. El senador de Florida, que había caído en las encuestas después del repunte que siguió a su anuncio, estuvo espectacular”, sentenció ayer el influyente “The Washington Post”.
Rubio, sin grandes aspavientos, logró vender mejor que ningún otro candidato su “sueño americano”: ha logrado una fulgurante carrera política pese a ser hijo de un camarero y una limpiadora que dejaron Cuba antes de la Revolución por falta de recursos.
“Si yo soy nuestro nominado, ¿Cómo va a darme lecciones Hillary Clinton sobre lo que es vivir de cheque en cheque? Yo crecí viviendo de cheque en cheque. ¿Cómo me va a dar lecciones sobre créditos universitarios? Yo debía más de cien mil dólares sólo hace cuatro años. Si yo soy nuestro nominado, seremos el partido del futuro”, defendió Rubio.
Él fue, con diferencia, el más elocuente y certero en sus ataques contra la gran rival a vencer en estas elecciones, Hillary Clinton, que no vio el debate porque estaba en su octava recaudación de fondos en Los Ángeles.
Combativo
El multimillonario Trump sacudió con su tono combativo el primer debate con declaraciones bravuconas y agresivas, pero el encuentro también sirvió de recordatorio de que la contienda no está resuelta y carece aún de un favorito definido.
Cuando el jueves en la noche le preguntaron en los primeros minutos del debate si podía descartar su postulación para la Casa Blanca como candidato independiente, Trump dijo: “No voy a prometer nada en este momento”.
Tampoco quiso disculparse por sus comentarios groseros hacia las mujeres, defendió su cambio de posturas políticas y también riñó con los moderadores del debate.
Durante la sesión de dos horas, Trump puso fin a las conjeturas de que reduciría el tono divisivo de su discurso que muchos auguraron arruinaría su campaña, pero pasó lo contrario, lo posicionó rápidamente en lo más alto de las encuestas.
Trump fue el único de los 10 precandidatos que levantó la mano cuando el anfitrión de Fox News preguntó quién no se comprometía a apoyar a quien finalmente sea el abanderado republicano.
Esto encolerizó al senador de Kentucky, Rand Paul, quien afirmó que el multimillonario “protege de antemano sus apuestas porque está acostumbrado a comprar políticos”.