Una Constitución socialista en Venezuela, pondría igualmente en entredicho un valor superior de nuestro actual texto fundamental: el pluralismo político, concepto básico de la democracia constitucional contemporánea. Una Constitución socialista es ideológica y se fundamenta en el marxismo-leninismo
Con una Constitución fundamentada en el patrón constitucional socialista, no solo pondríamos en peligro la vigencia de la amplia gama de derechos humanos que tenemos y el Principio Democrático de nuestro modelo constitucional, sino muchas otras cosas. También se pondría en peligro el componente social y el republicano de nuestro modelo constitucional, contenidos en el modelo de Estado que da sentido a la Constitución vigente: El estado democrático y social de derecho y de justicia. Se pondría en entredicho la peculiaridad republicana de la Constitución actual, fundamentada en la participación protagónica de los ciudadanos en el modelo democrático y la acentuación de los valores cívicos y solidarios que el texto actual consagra.
Otro aspecto básico que entraría en crisis con una Constitución socialista sería el principio de la división y separación de poderes. El Poder Público distribuido entre el Municipal, el Estadal y el Nacional sería mediatizado y tergiversado por el Poder Popular y todo ello en medio de una centralización política que convertiría en verdaderas entelequias, a los estados y municipios, que darían paso a una nueva geometría del poder de inspiración monopartidista.
Desaparecería igualmente la colaboración de los niveles inexistentes del Poder Público, en la realización de los fines del Estado. Una Constitución socialista en Venezuela, pondría igualmente en entredicho un valor superior de nuestro actual texto fundamental: el pluralismo político, concepto básico de la democracia constitucional contemporánea. El pluralismo fortalece la diversidad y el disenso como valores del individuo. Permite la tolerancia, las asociaciones voluntarias y las afiliaciones múltiples, y la libertad de organización social y política. Una Constitución socialista es ideológica y se fundamenta en el marxismo-leninismo. El Estado y el partido único lo deciden y lo imponen todo. Se impone una doctrina exclusiva y excluyente que no acepta pluralidad de valores y principios. Finalmente, en una Constitución socialista se pondría en peligro el principio de la supremacía constitucional, base del Estado de derecho y también el de la rigidez constitucional.
Como lo hemos visto en Venezuela en los últimos años, para los socialistas, la concepción del derecho es instrumental. El derecho para esta concepción ideológica es de plastilina, plagado de conceptos indeterminados y manipulable en función de los objetivos que le imponga el poder. En definitiva, en una Constitución socialista el voluntarismo político sustituye a la racionalidad de la ley.
Es legal lo que impulse el proceso socialista e ilegal todo aquello que lo obstaculice. Y además de todo esto, desaparecería el principio de que cualquier revisión de las normas constitucionales deba respetar el principio democrático a través de la participación popular mediante referéndum y cualquier cambio de los principios fundamentales del orden constitucional exigiría convocar adecuadamente una Asamblea Constituyente. Los cambios analizados hasta ahora, nos convertirían en un país totalitario, donde renacería el poder personal, el poder ilimitado y el poder centralizado que quedaron atrás desde la Revolución Francesa y la norteamericana.