Ni son democráticos ni pluralistas

La conclusión aquí hecha se basa en la diferencia que existe entre lo que plantea la Organización de las Naciones Unidas (ONU) respecto a la democracia, derechos humanos y lo que define Bolívar en su discurso constitucional del 15 de febrero de 1819 en Angostura, versus la actuación del régimen

La conducta humana se define de acuerdo a evidencias válidas y de percepción tanto potencial como de actos. En otras palabras, analizando el discurso del orador se puede definir qué clase de conducta tiene este (potencia) y, analizando el modo de proceder y su reacción a las consecuencias producidas por sus hechos (acto).

Considerando la anterior premisa se puede definir que los actores y protagonistas del régimen actual que agobia al pueblo venezolano, ni son democráticos, ni pluralistas como la democracia lo exige, y menos bolivarianos. La conclusión aquí hecha se basa en la  diferencia que existe entre lo que plantea la Organización de las Naciones Unidas (ONU), respecto a la democracia, derechos humanos y, lo que define Bolívar en su discurso constitucional del 15 de febrero de 1819 en Angostura, versus, la actuación del régimen. 

El nexo entre democracia y derechos humanos de la ONU figura en el artículo 21 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, cito: “La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se debe expresar mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto”. 

La actuación del “difunto de Sabaneta” y sus secuaces del PSUV, además de que es propia de pródigos, ha lindado entre la demagogia, el sofisma y la ignorancia; como gobernantes su conducta es la de locos fuertes con poder (Nietzsche). De zánganos (Platón) y resentidos sociales que han pescado en río revuelto. 

Por otro lado, la revolución del siglo XXI, adversa al pensamiento bolivariano equivalente al de la ONU 197 años antes, por lo siguiente: “La continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha sido el término de los gobiernos democráticos. Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares; porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle, y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía. Un justo celo es la garantía de la libertad republicana, y nuestros ciudadanos deben temer con sobrada justicia que el mismo magistrado, que los ha mandado mucho tiempo, los mande perpetuamente”. (Bolívar).

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