Hace un año a una madre le arrebataron un hijo, a un grupo de estudiantes de medicina le quitaron a su amigo y a un país le negaron la posibilidad de que un joven de 24 años siguiera en la lucha por ayudar gente, salvar vidas, construir futuro
Hace un año a Paúl Moreno Camacho lo asesinaron, justo al terminar una de las protestas contra el Gobierno del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Una camioneta se lo llevó por delante, justo después que Paúl le salvara la vida a dos de sus compañeras.
Su madre Marlene Camacho estuvo en el sitio donde mataron a su hijo y sembraron otro árbol. Al lugar lo bautizaron como “la matica”. Allí sembraron un árbol en su honor. Sus amigos y compañeros Cruz Verde la acompañaron, su exnovia, Oriana Antúnez también estuvo apoyando.
“Sigan adelante, ahora todos ustedes son mis hijos y los quiero así como ustedes quisieron a mi muchacho. Paúl siempre los va a acompañar, siempre va a estar pendiente de ustedes. Sigan adelante, no desfallezcan”, les dijo entre lágrimas la mamá de Paúl.
Rezaron, se tomaron de la mano, se abrazaron y en la tarde estuvieron en la celebración de la eucaristía en la parroquia de San Jacinto.
En el sitio leyeron un mensaje que Carlos Javier Moreno Camacho, periodista y hermano de Paúl envió desde España: “Paúl, tu presencia en espíritu es capaz de tocarnos para no sucumbir”. A través de la ONG Paúl Venezuela y Asociación Aliados con Paúl ayudan a quienes en Venezuela necesitan medicinas o apoyo. “Estamos llevando salud en tu nombre”.
Los Cruz Verde hicieron un círculo y con sus cascos y uniformes puestos también lloraron a su amigo. La mamá les dijo entonces: “Desde el cielo, Paúl está feliz de vernos reunidos”.
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