Perdimos el último tren

Los millardos de dólares derrochados en estos 18 años no volverán, nos llevaron a la quiebra, al conuco y al trueque. Perdimos el último tren del progreso. Eso es socialismo

Cuando se visitan países vecinos se notan las ansias de superación, las ganas de trabajar, la cordialidad, el progreso, la limpieza y el optimismo, tanto de la gente común, como la de los voceros del Gobierno. En la floreciente Panamá, un taxista local hablaba maravillas de unos venezolanos dueños de una flotilla gigantesca.

La socialista Quito es una tacita de oro, donde son bienvenidos los millonarios, y el dólar americano es la moneda oficial. Brasil, a pesar de su Foro de Sao Pablo que quiere implantar el comunismo, logró pasar una parte de la pobreza a la clase media. Aquí esa clase casi ha desaparecido. 

Las naciones productoras de petróleo con su ostentación de edificios más altos del mundo y sus maravillosas ciudades han convertido a los beduinos del desierto en ciudadanos prósperos y progresistas. Los llamados “tigres asiáticos”, Corea de Sur, Hong Kong, Singapur y Taiwán, en 1945 eran países mucho más pobres y atrasados que Venezuela, y sin embargo, entre 1960 y 1990, se convirtieron en naciones industrializadas.

Después aparecieron los “tigres menores” liderados por la otrora paupérrima Malasia la cual logró transformar su economía en 30 años. No exportó sus riquezas naturales (petróleo, gas y madera) sino que las cambió por productos terminados como la fabricación de chips y por los sorprendentes edificios de Kuala Lumpur. Después le siguieron Indonesia, Tailandia y hasta la China con su capitalismo de Estado. 

El secreto del éxito fue la mano de obra barata, derechos laborales no entorpecedores y libertad a los inversionista, todo lo contrario al chavismo. El resultado fue la reducción considerable del nivel de pobreza y una mejor distribución de la riqueza. 

Chávez quiso imponer el comunismo arruinando al país para que todos dependieran del Estado mediante los CLAP y las misiones. Pero bajaron los petrodólares  y quedamos nivelados por lo bajo. Los millardos de dólares derrochados en estos 18 años no volverán, nos llevaron a la quiebra, al conuco y al trueque. Quedamos con reservas enormes de petróleo cuya producción ya no es rentable. Perdimos el último tren del progreso. Eso es socialismo.  Que oiga quien tiene oídos…

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