Retrato de un país aniquilado

 

La corrupción gubernamental es cada vez más imputable. Se acusa a los jerarcas gubernamentales de robos del erario público. El Gobierno sigue emitiendo dinero sin el respaldo necesario, la inflación de Venezuela es la más alta del mundo

Al sumar las calamidades que sufre el pueblo en la actualidad es cuando se alcanza a ver la magnitud de la tragedia de Venezuela. Un país aniquilado. Los días transcurren y sigue la oposición venezolana sin decisión terminante que convoque al pueblo a su liberación y la comunidad internacional espera ese grito para venir en su ayuda.

Las carreteras interurbanas y las calles de las ciudades están llenas de huecos, con basura y oscuras. La escasez de repuestos y los altos precios tienen el parque automotor semiparalizado. El transporte masivo está saturado y escaso. Provoca un ausentismo a varios niveles. Maestros y estudiantes no asisten regularmente. Las empresas han reducido horarios de trabajo. 

Se trata de un pueblo alimentado con carbohidratos. La llamada “dieta de Maduro” provoca desmayados en las escuelas, anemia en crecimiento, aparición de enfermedades que se creían superadas. Los vegetales se están cultivando sin los insecticidas necesarios. Crecen los habitantes buscando en basureros comida o haciendo colas en las afueras de restaurantes esperando los sobrados de los clientes. No hay control de calidad ni de precios.

Los bancos dispensan poco efectivo, los puntos del dinero plástico están cada vez más colapsados. El ausentismo laboral ha desatado la venta de dinero en forma clandestina. El Gobierno sigue emitiendo dinero sin el respaldo necesario, la inflación de Venezuela es la más alta del mundo.

Es cada vez mayor la emigración de venezolanos a los países vecinos. Panamá, Colombia, Estados Unidos, República Dominicana, Ecuador, Perú, Chile, Brasil, Argentina, México, Trinidad y Tobago, reciben diariamente oleadas de venezolanos desesperados. Venezuela es un problema regional. Sin contar los que llegan a España y Portugal, países árabes y Canadá.

Los hospitales están en el suelo. Se encuentran contaminados, algunos sin los servicios de aseo necesarios. Crece la deserción de los galenos. Faltan ambulancias en los pueblos del interior. La infraestructura de los hospitales se encuentra destruida. Se acusa a los jerarcas gubernamentales de robos del erario público. El chavismo ha malgastado en todos estos años billones de dólares.

Venezuela a punto de una intervención humanitaria. Y el Gobierno habla de elecciones.  Pero lo peor es como dice el gran escritor norteamericano Julien Green: “Somos sordos y ciegos, venimos de la noche para volver a la noche sin saber nada de nuestro destino”.  

 

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