Veinticuatro días después de la detención del gendarme Nahuel Agustín Gallo en Venezuela, el gobierno de Javier Milei y la Cancillería no son optimistas con relación a una pronta resolución del caso y se resignan a que la situación, hoy por hoy, está del lado del gobierno de Nicolás Maduro.
“No hay novedades. Ellos no van a dar señales de vida hasta el 10 de enero. Están jugados a su autoproclamación”, aseguraron este miércoles 1 de enero fuentes cercanas del presidente Javier Milei, quien a través del canciller Gerardo Werthein y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y sin negociar con el chavismo, han buscado alternativas para conseguir la liberación del gendarme.
No obstante, la administración oficialista acusa a Gallo de espionaje y de formar parte de una “conspiración” para sacar del país a los opositores asilados desde marzo del año pasado en la Embajada de Argentina en Caracas, hoy bajo bandera brasileña.
Ninguno de estos intermediarios (se menciona desde el comienzo a Brasil, Colombia, Francia y otros países europeos) ha conseguido flexibilizar la postura del chavismo, de relaciones cortadas con el gobierno libertario.
Por el contrario, el fiscal Tarek William Saab, afirmó el viernes que Gallo está “a disposición del juez”, procesado “por vinculación a acciones terroristas”, a las que vinculó con Bullrich y Werthein, incluidos en la investigación judicial chavista.
Ambos funcionarios le contestaron a Saab en conferencia de prensa y a través de las redes sociales: “Sus declaraciones no son más que un intento burdo de desviar la atención de los abusos que usted ha cometido durante su gestión”, le respondió el canciller argentino a través de su cuenta de la red social X (antes Twitter).
A la vez, el funcionario reclamó la libertad del gendarme, que según la versión oficial llegó a Venezuela a visitar a su familia: su actual pareja, María Alexandre Gómez García, y a su hijo de dos años.
El próximo viernes 10 de enero, el presidente Nicolás Maduro asumirá un nuevo mandato, hasta 2030, como presidente de Venezuela, aunque la mayoría de los países de Occidente no reconocen su victoria en los cuestionados comicios del 28 de julio pasado.
Sí prometieron estar mandatarios de Cuba, Nicaragua y Rusia, que suelen apoyar al oficialista, pero también habrá representantes de Colombia y México, dos apoyos vitales para un gobierno con escasa legitimidad de origen.
Para la Casa Rosada, ni Maduro ni su poderoso número dos, Diosdado Cabello, tendrán ningún gesto con Argentina hasta esa fecha: “Tal vez abran una negociación o den alguna prueba después de la ceremonia. Pero no esperamos nada de ellos”, afirmaron fuentes cercanas del presidente. Y reconocieron que las gestiones de buenos oficios de terceros países “no avanzaron” de la manera que el Gobierno hubiera deseado.
Sin contacto directo con Caracas (sus diplomáticos fueron echados por Maduro en agosto por los cuestionamientos de Milei a la transparencia del conteo de los votos), la Argentina ni siquiera designó un abogado local para defender a Gallo, mientras su madre y sus hermanos reclaman en vano por datos fidedignos sobre su lugar y condiciones de detención.
Desde la Casa Rosada continúa la molestia con los dirigentes kirchneristas Juan Grabois y Oscar Laborde (exembajador en Caracas), quienes intermediaron por canales extraoficiales con el gobierno de Maduro para hacerle llegar a Gallo una carta de su madre.
“No ayudan en nada, al contrario. Si pueden, lo entregan al gendarme”, desafía una alta fuente oficial, en ataque directo a las gestiones extraoficiales de Grabois y Laborde, este último denunciado por “traición a la patria” por la ministra Bullrich, quien lo considera un “personero” del chavismo, luego de que el exembajador desafiara a la ministra a mostrar “quién autorizó” su viaje a Venezuela.
La detención de Gallo suma otra grave disidencia entre ambos gobiernos. Mientras las negociaciones por el gendarme catamarqueño parecen estar en un punto muerto, los opositores al régimen chavista, Magalí Meda, Pedro Urruchurtu, Humberto Villalobos, Claudia Macero y Omar González, todos cercanos a María Corina Machado, pasaron fin de año sin luz ni agua, en la residencia argentina en Caracas.
El Gobierno sigue aguardando que Maduro les otorgue los salvoconductos, aunque este se ha negado una y otra vez, y ha retrucado, con pedidos como la liberación de Milagro Sala, la dirigente social jujeña condenada por distintos hechos de corrupción.
“Por aquí seguimos, con serenidad y firmeza, por un 2025 donde sigamos empujando la vida hacia el alma y hacia la libertad”, escribió Urruchurtu desde la residencia argentina, horas antes del año nuevo.
Fuente: La Nación (Argentina)
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