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La muerte de tres robaquintas que sometieron a una familia, en la calle Negro Primero, en El Golfito en Cabimas, por más de cinco horas, confirma las constantes denuncias de los habitantes de la parroquia Ambrosio. Las víctimas denuncian que los delincuentes no solo se llevan sus pertenencias, sino que dejan secuelas emocionales. A muchos hasta los torturan durante el asalto.
Hace escasos dos meses, Raly Vargas, comerciante y habitante del sector La Misión, en compañía de otros vecinos se reunieron con los representantes de los cuerpos policiales para discutir el tema. Pese a las denuncias, el patrullaje no mejoró y los robos a las viviendas continúan. Las estadísticas se mantienen. Roban tres y cuatro viviendas por semana en la zona.
En Cabimas, la parroquia Ambrosio es la zona con mayor presencia de robaquintas. Llegan en motos y hasta en lanchas. Tres escuelas, dos privadas y una pública, también se convirtieron en víctimas de la delincuencia organizada.
Los delincuentes evalúan la vivienda y a los miembros de las familias. Por lo general entran tres y hasta 10 hombres. Ingresan al patio y esperan que alguien salga del interior de la vivienda. Una vez ingresan y obligan a las víctimas a decir quién falta por llegar. Les envían un mensaje de texto desde el celular de algún pariente para que retornen al hogar. Cuando ya todos están en casa, los amordazan, los llevan a una misma habitación y comienzan a montar todo lo de valor.
"Cuando están dentro de la casa casi siempre amarran a los dueños, los meten a un cuarto o le tapan los ojos, los golpean o amenazan de muerte para que colaboren. Actúan rápidamente. Se llevan todo lo que pueden y siempre amenazan con regresar en caso de poner la denuncia", detalló un funcionario.
Otro sector afectado son los comerciantes de la avenida Andrés Bello. La mayoría son víctimas de extorsión. Solicitan a la Guardia Costera a fomentar el patrullaje lacustre. Los vecinos desconocen a cuál cuadrante policial de la zona. Temen formalizar las denuncias.