Si quiere comprar en tiendas en Venezuela, mejor lleve dólares

Foto: Archivo

La escena era impensable meses atrás por el férreo control cambiario vigente desde 15 años en la nación de régimen socialista

En un lujoso hotel en Caracas, abrió en septiembre una discreta tienda de vinos y rones que en otros anaqueles también exhibe desodorantes, pañales y fórmulas infantiles importadas.

Al otro extremo de Venezuela, en la calurosa ciudad de Maracaibo, otro negocio muestra en sus vitrinas jabones de tocador o sales trufadas, y en ambos las marcas que ofrecen son en su mayoría estadounidenses con precios en la moneda de ese país o su equivalente a la tasa de cambio paralela, que duplica la oficial.

La escena era impensable meses atrás por el férreo control cambiario vigente desde 15 años en la nación de régimen socialista.

Pero una reforma legal que promovió en agosto el equipo del presidente Nicolás Maduro despenalizó —al derogar la ley que definía los delitos cambiarios y reformar parcialmente el convenio cambiario— “la libre convertibilidad de la moneda”, medida que alentó el auge de estos negocios que suelen llevar la firma de “bodegones”.

“Aquí vendemos en dólares”, dijo Lourdes Torres, la encargada del local de Maracaibo, mientras atendía a los clientes que hacían fila para pagar. “Recibimos efectivo y también por transferencia de bancos americanos”, apuntó desde el mostrador donde aceptan billetes con próceres de Estados Unidos.

En estos negocios, ofrecen productos casi imposibles de encontrar en las grandes redes de supermercados, que aún bajo la crónica escasez y la primera hiperinflación que sacude al país, se les exige vender la mercancía a precios regulados.

Y violar esta exigencia puede implicar la cárcel. En septiembre unos 30 gerentes de esas cadenas renunciaron a sus cargos apenas quedaron libres de la última ola de arrestos en la que eran acusados de boicot por mantener anaqueles vacíos, indicaron dos fuentes del sector comercio.

Ahora a los supermercados se les complica reemplazar a los gerentes y surtirse de la poca mercancía que sus proveedores despachan cada semana, cuyos precios ajustan continuamente al cumplirse el primer año de la hiperinflación, dijeron las fuentes.

Sin éxito

Medidas gubernamentales similares se han aplicado sin éxito en años anteriores hasta en tiendas de electrodomésticos o farmacias del país, con la idea de combatir una inflación desbocada que según el Congreso llegó a 488.000 por ciento en septiembre, y el gobierno, sin dar cifras, atribuye a una “guerra económica” que libran los empresarios especuladores.

“Las detenciones son un show para culpar a los comerciantes de la situación”, dijo María Carolina Uzcátegui, presidente del mayor gremio que los agrupa en el país.

“Es por eso que visitan las grandes cadenas y no los negocios pequeños o esos nuevos bodegones”, explicó antes de advertir que las ventas en dólares de sus colegas se hacen “a su propio riesgo”.

Las nuevas normas cambiarias no indican claramente que las tiendas puedan vender mercancía en otras monedas, según advirtieron abogados locales. “Existe ahora un área gris sobre el dólar como moneda de pago”, dijo uno de los juristas consultados, Leonardo Palacios.

En un recorrido por seis grandes ciudades del país fue posible encontrar pequeñas tiendas repletas de mercancía importada y hasta kioscos que en la capital venden pasta de dientes o champú de marcas que no se producen en la nación.

La mayoría lo hace aún discretamente y ofrece también pagos en moneda local pero con la referencia del dólar paralelo.

Son productos traídos de Colombia, Panamá, Estados Unidos o Turquía por nuevos actores del sector comercio y los venden hasta por el triple del precio que en esos países.

La gerente de un bodegón que abrió hace unas pocas semanas en un hotel en Caracas dijo que los productos de bebés, que están al lado de los aparadores con champaña, se vacían en una semana.

Reuters no pudo definir inmediatamente cuántas tiendas de este tipo se han abierto ni por qué el gobierno no exigía que las tiendas cumplieran con los controles de precios estatales que se aplican en las principales cadenas de supermercados.

El Ministerio de Información no respondió a una solicitud de comentarios.

 

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