Venezuela
Supongamos que se da un primer paso para restablecer el equilibrio de poderes, en el que el Poder Legislativo ya no es dominado por el partido de Gobierno y actúa como contrapeso al Poder Ejecutivo. También se puede suponer que el Gobierno venezolano, ahogado por una prolongada sequía de divisas, recurre a las transaccionales tradicionales del norte para aumentar la producción petrolera. En ese contexto también es posible asumir que las relaciones con los EEUU mejoren (ya que nunca han estado realmente rotas), claro que mientras tanto los intereses cubanos, rusos, iraníes y chinos tratarán de mantener sus cartas en el juego, aunque todos coincidiendo en que les conviene una Venezuela tranquila.
También pudiera suponerse, con las mismas probabilidades que las situaciones antes descritas, que en ese proceso de “transición” hacia un sistema menos volátil la llamada oposición permanece cohesionada, tratando de desarrollar un proyecto político que trascienda lo electoral. Tal vez inclusive hasta se dé un acuerdo entre liderazgos emergentes (y otros no tan nuevos) para apuntalar un candidato único para las próximas elecciones presidenciales. Hay quienes inclusive pudieran ir más allá de estos escenarios propios de una “transición” gradual y podrían atreverse a pensar en acercamientos entre los partidos políticos de la oposición y aquellos que giran en torno al Gobierno actual.
Aún asumiendo este conjunto de eventos afortunados el porvenir venezolano continúa siendo complicado. Con un nuevo modelo económico, ajustado a la realidad internacional, qué posibilidades de incorporarse tienen miles de personas que han permanecido en la informalidad durante tantos años, de igual manera como tienen oportunidades limitadas quienes han sido formados por un sistema educativo deficiente. Cómo promover la cultura del trabajo productivo en una sociedad que ya era improductiva y que más recientemente cambió el trabajo por el contrabando (bachaqueo).
Los retos son muchos, no hay que engañarse, el futuro del país no es tan simple como sustituir nombres en una Asamblea o cualquier otro espacio de Gobierno. Venezuela necesita un nuevo pacto de gobernabilidad, y estos lamentablemente no son gestas heroicas de los pueblos sino acuerdos entre elites. Pero estos acuerdos no se dan sino cuando las circunstancias así lo imponen, y es ahí donde las miles de voluntades que conforman la sociedad pueden empujar para que la necesidad de un acuerdo se haga impostergable.