En la escena nadie daba detalles de lo ocurrido o del fallecido, temen que les pase algo por hablar. "Aquí nadie puede decir nada porque después lo matan". Presumen que le estaban cobrando vacuna y por eso lo tirotearon
Unos 20 parientes custodiaban la entrada del taller Don Caña XX, en el sector El Topito, municipio La Cañada de Urdaneta. Cerraron el portón azul y no permitieron la entrada ni a curiosos ni periodistas. Adentro yacía el cadáver de Ender Urdaneta.
Solo siete mujeres lloraban y se abrazaban, pegadas a las paredes verdes y al portón de metal del local. Del asesinato no querían hablar.
Los vecinos de la calle 1 escucharon ayer, a las 10.00 de la mañana, las detonacioness y luego el sonido de una moto que se alejaba. El temor los obligó a esconderse. "Ya lo hemos vivido tanto que solo pensamos en escondernos, evitamos salir hasta después de un buen tiempo", comentó uno de los presente.
Urdaneta, quien trabajaba desde hace años en el taller, falleció en su lugar de trabajo. Presumen lo sorprendieron mientras hacía sus labores. La famillia estaba en el lugar, entre el dolor y la inesperada noticia no quisieron declarar. Esperaban a la Policía científica para que recogieran el cadáver. Una de las mujeres al ver los medios se enfureció. "Aquí nadie va a tomar fotos, el dolor lo respetan".
Entre los curiosos se murmuró que hace algunos años el dueño de Don Caña XX lo mataron en circustancias similares, llegando al taller. Otro espectador comentó que el occiso y el antiguo dueño guardan relación con la familia Meleán.
En la escena nadie daba detalles de lo ocurrido o del fallecido, temen que les pase algo por hablar. "Aquí nadie puede decir nada porque después lo matan". Presumen que le estaban cobrando vacuna y por eso lo tirotearon.