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Los ataques en París están teniendo un gran impacto en el turismo, de acuerdo con cifras preliminares, lo que ha obligado al primer ministro francés a reunirse con funcionarios de la industria para alcanzar un plan que limite el daño y mantenga el flujo de visitantes a la Ciudad Luz.
Diez días después de la masacre, la más letal para el país desde la Segunda Guerra Mundial, las ventas de entradas para los museos se han desplomado. No hay las filas acostumbradas de gente para subir a lo más alto de la Torre Eiffel.
Aunque los parisinos han puesto buena cara desde los ataques, los cuales fueron dirigidos contra lugares de entretenimiento como cafés y un auditorio, los turistas están rehuyendo. Aquellos que vienen notan un estado de ánimo extraño, opresivo.
“Realmente puedes sentir qué tan nerviosa y asustada está la gente”, dijo Shaun Bruwer, un sudafricano de 40 años. Él estaba en la estación del tren cuando el sonido de una paloma que se electrocutaba en las vías “hizo que la gente corriera en todas direcciones”.
Los museos del Louvre y de Orsay, dos de los puntos más populares en el circuito turístico de París que flanquean al río Sena, dijeron a The Associated Press que han registrado una caída del 30% en visitantes en comparación con la semana previa a los ataques del 13 de noviembre. El Pompidou, el principal museo de arte moderno, informó que sus ventas de boletos se han reducido a la mitad.
La actividad dentro de la economía en general también se desaceleró en noviembre, de acuerdo con una encuesta publicada por la empresa de información financiera Markit.
La salud del sector turístico es fundamental para el centro de París, ya que emplea a casi 200.000 personas de una población de apenas poco más de dos millones. Más de 22 millones de personas se hospedaron en los hoteles en 2013, la última cifra disponible del gobierno.
El primer ministro Manuel Valls se reunió el lunes con representantes de las operadoras turísticas, agencias de viaje, hoteles y restaurantes, así como empresas de viaje tales como Air France, para encontrar un plan a corto plazo que impulse a la industria.
En el encuentro también se buscaría la manera de adaptar la comercialización de París como un destino vacacional para los turistas que temen que se repitan los ataques que mataron a 130 personas y dejaron a cientos más lesionadas.
Aun cuando las aerolíneas operaron sus calendarios normales de vuelos hacia y desde París, muchos viajeros con planes de visitar la capital francesa han reconsiderado sus opciones, una señal preocupante para las industrias de transporte y turismo.
El turismo a la capital francesa ya había sido golpeado a inicios de este año luego de los ataques de extremistas islámicos contra una revista satírica y un mercado judío en enero. El número de estancias en hoteles cayó 3,3% en el primer trimestre del año.
Los economistas dicen que los ataques de este tipo tienden a tener un impacto a corto plazo, pero que el turismo tiende a recuperarse.