Ya amaneció... ahora veremos

Aunque el Gobierno considere como enemigos a sus adversarios, ellos son tan venezolanos como quienes lo apoyan y sus voces tienen que ser escuchadas

Escribo el jueves 3 de diciembre, sin saber el resultado de las elecciones, aunque por los datos arrojados por todas las encuestas, puedo anticipar que la oposición obtuvo holgadamente una mayoría simple y quizás hasta más.

Me sorprendería (y me costaría creer) que hubiera ganado el Gobierno, aun con el ventajismo y el cambio de circunscripciones que hace cinco años permitió que se alzaran con la mayoría de las curules, aún teniendo menos votos. Es que la crisis es seria y la gente está cansada. Y cada vez es más difícil creer que los culpables son los pelucones, el imperio, las iguanas o Alberto Ravell… La mayoría de la gente está responsabilizando al Gobierno y es sano que haya un cambio de timón para empezar a corregir entuertos.

Pero Maduro ha amenazado con lanzarse a la calle si pierden… ¿Cómo va a “lanzarse a la calle si pierden” si ésa es la decisión de la mayoría de los venezolanos?... Alguien sensato debe decirle que esa actitud le puede acarrear más problemas y eso es lo que menos necesitamos… Los expertos –incluso chavistas- han apuntado que 2016 será aún más duro que 2015. Y no será por una “guerra económica”, sino por falta de sindéresis en las políticas económicas. El empobrecimiento generalizado aumentará la inseguridad. Y eso causará aún mayor inestabilidad política.

Aspiro, aunque con franqueza no lo espero, que a la nueva Asamblea la dejen legislar. Que no haya más Leyes Habilitantes y que el Tribunal Supremo de Justicia no vaya a avalar una Asamblea paralela, como ya ha sucedido con las Alcaldías y Gobernaciones paralelas que se han instalado. Que aunque el Gobierno considere como enemigos a sus adversarios, ellos son tan venezolanos como quienes lo apoyan y sus voces tienen que ser escuchadas. Que el país no aguanta más estas divisiones que tanto daño nos han hecho.

Aspiro que el Parlamento sea para parlamentar: para hablar, discutir, plantear problemas, encontrar soluciones. No un espacio para aplastar, insultar y golpear a los contrarios. La nueva junta directiva debe recuperar la majestad de la Asamblea. No llegar con ánimos de retaliación, sino de concordia, ni de hacer caída y mesa limpia, sino de construir. Lo peor que podría pasarnos es que los nuevos lleguen a repetir lo que hicieron los viejos. Ya amaneció… Ahora veremos…

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