Una
La Consulta Popular del 16 de julio es de entrada una gran victoria, por primera vez en la historia moderna de Venezuela el pueblo se ha atrevido a canalizar su descontento de manera pacífica y, muy importante, organizada. Es también una victoria porque miles han comprendido que la solución a los problemas está en sus propias manos, han comprendido que la Política no nace ni muere en los Partidos, que su esencia está en la participación. También es un evento victorioso porque ha logrado trascender los personalismos, convirtiéndose en un sentir de muchos.
Además de la Consulta Popular otras batallas se han ido ganando a nivel ciudadano. Cada día cuando decenas se organizan para repartir comida, o cuando otros más deciden dialogar con el que piensa distinto, incluso el terminar de comprender que solo el trabajo y el esfuerzo son el camino para la superación de un modelo rentístico, son todos grandes logros de estos días. Ver jóvenes que con pasión defienden los Derechos Humanos, y personas mayores que venciendo limitaciones salen también a manifestar su descontento son sin duda también logros importantes.
Pero no basta, y esto hay que decirlo con mucha responsabilidad y sin intenciones de desanimar, por el contrario es un recordatorio de lo dura que puede llegar a ser la lucha civil. Las conquistas ciudadanas no conocen de atajos, son caminos largos ciertamente, pero igualmente cierto es que con la constancia y disciplina necesaria siempre logran sus objetivos. También es verdad que las largas luchas ciudadanas terminan de vencer los obstáculos aparentemente más difíciles en momentos inciertos, por lo que un principio esencial en ellas es nunca dejar de insistir.
El 16 de julio debe ser un día de celebración, pero también el momento propicio para comprender que se debe seguir adelante con la misma convicción con la que se fue a votar. Todo parece indicar que quienes representan al Gobierno actual no reconocerán públicamente la demostración civil que tendrá lugar, a pesar que seguramente en privado las alertas se encenderán. El siguiente paso no debe ser otro que seguir insistiendo en mostrar el mensaje que miles de firmas están avalando, en seguir intentando que el reconocimiento de miles de voluntades sea por fin escuchado.
El 16 de julio cada ciudadano no deberá esperar por pronunciamientos de otros para hacer el ejercicio de comprender por si mismo lo que ha ocurrido, cada persona que haya participado o no deberá asumir su cuota de responsabilidad por lo que haya ocurrido o haya dejado de ocurrir, al final de cuentas de eso se trata la ciudadanía, de asumir responsabilidades. Si bien hay muchos que aún no terminan de asumir esta conciencia cívica basada en la responsabilidad, la verdad es que cada vez son más los que si la asumen, y eso sin duda es una gran victoria.