2016: Confrontación o cooperación

El venezolano quiere unidad; rechaza la radicalización y el uso de un lenguaje confrontacional y grosero; quiere que cese el abuso del poder central

Han transcurrido más de tres lustros desde que la revolución bolivariana asumió las riendas del poder, durante cuyo período la radicalización produjo una confrontación cada vez más profunda. El terremoto político ocasionado con la votación del 6-D evidencia el rechazo a esas actitudes de confrontación del Gobierno, para trasladar su confianza y esperanza a 112 diputados de la oposición, quienes este 5-E asumieron el reto de realizar el cambio a través de la aprobación de leyes, controles y disposiciones que sirvan de base para lograr una cooperación a través del diálogo y lograr de esa manera, una mejor calidad de vida en libertad, progreso y democracia para todos los venezolanos corrigiendo tantos desaciertos producidos por la crisis económica y social existentes. 

Tanto el Gobierno como la oposición deben entender el mensaje de estas elecciones: El venezolano quiere  unidad; rechaza la radicalización y el uso de un lenguaje confrontacional y grosero; quiere que cese el abuso del poder central en detrimento de las regiones y del Estado de derecho. Al mismo tiempo el elector quiere que se den soluciones mediante la aplicación de una responsabilidad compartida entre el Gobierno y el Poder Legislativo, que respete la independencia del Poder Judicial; que cese el golpe parlamentario designando a militantes del PSUV en el TSJ y usarlo para impugnar a ocho diputados de la MUD; que deje sin efecto los atropellos para imponer un “poder comunal” no establecido en la Constitución con el fin de arrebatar las funciones de la Asamblea Nacional, de los gobernadores y de los alcaldes y todo tipo de medidas totalitarias y fraudulentas similares.

Si no se logra unificar al país en base a los parámetros establecidos en la Constitución bolivariana a través del diálogo, se agravarán las consecuencias del colapso existente: los reclamos de los sindicalistas se multiplicarán; las quejas de los damnificados en reclamo de viviendas dignas aumentarán; todos reclamaremos mayor seguridad y lucha contra la corrupción desmedida venga de donde venga. Este es el momento para que el Gobierno y la Asamblea actúen en apego al mensaje contundente que dio el pueblo. Si no operan las bases de una cooperación real, la confrontación será inevitable y lamentable en el 2016.

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