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"La desgracia es plural. La desventura en este mundo, es multiforme" en el cuento "Berenice"de Édgar Allan Poe (1809-1849). Ya no es chavismo sino salvajismo. El régimen cercado internacionalmente, aislado en realidad, sólo la íngrima Cuba y sus servicios secretos, hacen lo imposible para mantener a un Gobierno que actúa fuera de las leyes y los derechos humanos. Internamente la calle, la protesta civil, ya va a llegar a los dos meses, y en vez de amenguar lo que hace es crecer en entusiasmo y convicción democrática. Los violentos terminan siendo los represores, cuyas actuaciones desmedidas representan crímenes de lesa humanidad que no preescriben. Es contraproducente, desde todo sentido ético y jurisdiccional, el predominio militar sobre el mundo civil en pleno siglo XXI.
Mariano Picón Salas (1901-1965) sostuvo que luego de la muerte del tirano Juan Vicente Gómez (1857-1935), Venezuela entró al siglo XX, en el año 1936. Nosotros podemos hacer un paralelismo y sostener que el chavismo en el año 1992, interrumpió nuestro decurso histórico y terminó haciendo del anacronismo, en un sentido involutivo, su principal referente. Cuando se pensó que el país entraba con certeza al siglo XXI, casi todo degeneró en una terrible decadencia.
Manuel Caballero (1931-2010), sostenía, en un ensayo excesivamente optimista, que el venezolano del año 1982 era: "Pacífico", "civilizado", "sano", "culto" y "democrático". Hoy en 2017, el venezolano es un ser defraudado, maltratado, más empobrecido, hambreado, desamparado y deprimido, pero sobretodo, indignado. El éxodo despavorido de tres millones de venezolanos hacia el exterior es una prueba elocuente de esto que decimos: no se fueron como turistas a pasear.
¿Sano? El más reciente boletín oficial del despacho de salud le costó el cargo a la Ministra de turno. Su pecado fue el de no seguir mintiendo sobre la crisis humanitaria por la falta de medicamentos y los brotes de malaria y difteria, además de señalar un incremento importante de la mortalidad materna e infantil. ¿Culto? Ni siquiera, el Presidente actual, tiene estudios universitarios y los niveles de abandono escolar son los más altos del mundo.
¿Democrático? Sí, podemos afirmar tajantemente, que la sociedad venezolana no se resigna pasivamente en abandonar el proyecto democrático por el cual empezó a luchar desde el año 1936. Nuestras esperanzas están puestas en este año 2017, para recuperar la paz y un proyecto de país inclusivo, abierto y moderno.