El año 2018 se nos presenta como un año para recuperar la democracia perdida, pues debemos nuevamente escoger a un jefe de Estado y de Gobierno. Es esta la oportunidad de enfrentar a este régimen autoritario, militarista y de vocación totalitaria, con una inteligente estrategia democrática
En el año que acaba de comenzar, el país debe escoger entre profundizar el autoritarismo al que nos ha conducido el régimen militar-cívico chavista, o retornar 60 años después, a incursionar en los caminos de una democracia pluralista y participativa como lo hicimos a partir del 23 de enero de 1958. Lamentablemente, después de 40 años de una democracia, que con sus aciertos y errores transformó a Venezuela, desde hace 19 años, hemos retornado a un autoritarismo de nuevo cuño, que nos está convirtiendo en una verdadera calamidad como país.
Hoy somos un Estado autocrático, donde el poder se degrada permanentemente, y se divorcia de la ética. Cuando en su nombre se viola descaradamente la Constitución y las leyes. Cuando amparándose en él se irrespetan los derechos humanos y se cometen los mayores desafueros. Cuando se le utiliza para cohonestar la corrupción, encubrir culpables o perseguir solo a los corruptos por razones políticas.
Se degrada el poder, como ocurre hoy en el país, cuando un régimen prepotente, provoca el caos y la anarquía no solo en lo político, sino en lo económico-social, inspirado en una ideología histórica. El año 2018 se nos presenta como un año para recuperar la democracia perdida, pues debemos nuevamente escoger a un jefe de Estado y de Gobierno.
En consecuencia, es esta la oportunidad de enfrentar a este régimen autoritario, militarista y de vocación totalitaria, con una inteligente estrategia democrática. Llegó la hora de que la mayoría de los venezolanos se unan para detener la degradación del poder, por encima de cualquier diferencia secundaria. Llegó la hora de conformar un gran frente nacional, entre la Sociedad Civil y los partidos políticos.
El pueblo de Venezuela clama por una unidad nacional y patriótica de todos los que no compartan la visión ideológica y política de este régimen fracasado. Llegó la hora de unirse para detener la degradación del poder y la abolición de la soberanía popular, que es la esencia del voto. Y todo ello debemos hacerlo con sentido de la ética y los valores de la democracia y el Estado de derecho.
En el 2018 no puede existir ninguna duda: entre continuar con un autoritarismo fracasado o volver a transitar por la democracia pluralista y participativa, tenemos que recuperar la República, como aspira la mayoría, para no seguir siendo una monocracia totalitaria como solo lo aspira la minoría.
diciembre 7, 2024
