Contribuyamos
En fecha 25 de febrero de 1992, un grupo numeroso egresamos como abogados de la ilustre y centenaria Universidad del Zulia, para el momento única institución en la región con Escuela de Derecho.
Hoy día somos muchos los profesionales del derecho en el Zulia y todo el país, en ese sentido qué escribiría el ilustre Calamandrei, cuando en 1926 publicó el libro: “Demasiados abogados”. Observemos si ante esa multiplicidad de profesionales, se ha contribuido a fortalecer el estado de derecho y a una mayor garantía de los derechos humanos.
Grande nuestra ilusión por hacer valer el derecho para alcanzar la paz, con la fe puesta en que es el mejor instrumento para la convivencia humana, asegurando la justicia y la libertad (decálogo del abogado, Couture). Múltiples las funciones que hemos cumplido los egresados en el ejercicio y la actividad profesional, en ámbitos públicos y privados, a nivel nacional e internacional, y siempre inspirados en el ideal de justicia. Algunos de la promoción ya participan de la eternidad: Gerardo Pirela, Jorge Porras y Libes González, entre otros.
En buena parte del tiempo, nos ha tocado luchar como David frente a Goliat, ante un estado cada vez más omnipotente, ya que no impera la legalidad, las instituciones son muy precarias (sin garantías para la autonomía e imparcialidad) y ante la actuación del Poder Judicial, la Diosa de la Justicia (Themis) está prácticamente con sus ojos al descubierto y la balanza en desequilibrio… así el máximo Tribunal de la República, tal cual sastrería que fabrica trajes a la medida, por la fidelidad política de sus miembros.
Aunque debemos destacar el avance en los procedimientos judiciales, por la modernización de la administración de justicia iniciada en los 90, que ha significado reforma normativa, mejora en la infraestructura y aumento del número de tribunales y de personal, así como creación de nuevas jurisdicciones especializadas (destacan la de Protección de Niños y Adolescentes y la de Violencia contra la Mujer), pero aquello no se corresponde con la transparencia debida y la mayor celeridad de los procesos en aras de la justicia.
Los derechos humanos en general no se han garantizado de manera efectiva, y la libertad, igualdad y la paz social son una quimera. De igual manera la desprotección en cuanto a la integridad y en general la ausencia de calidad de vida (sin alimentación, medicamentos, vivienda y educación adecuados). Y qué de un estilo de gobierno que tampoco garantiza el derecho a la participación política; actualmente estamos sin opción para elecciones. También se presenta la criminalización de la protesta, con todo un marco normativo y un Estado que no tolera la disidencia.
Por sus frutos los conoceréis…según Mateo, seamos los mejores ciudadanos y profesionales, y de manera constante y con mayor conciencia colectiva contribuyamos a las mejores soluciones, para que Venezuela sea de nuevo el país que con sus ingentes recursos garantice a todos el bienestar y progreso. Lo anterior más que un desiderátum, ha sido una política de vida personal
Y finalmente nos preguntamos: ¿sigue la ilusión que nos inspiró ser abogados? Cada cual con sus razones, considero necesitamos el concierto de la mayoría para construir la sociedad y Estado que deseamos, a partir de principios y valores comunes, donde el trabajo, el talento y la probidad imperen, orientados por el pensamiento del Libertador. ¡Dios Misericordioso nos siga protegiendo!