60 días

Estas sencillas historias evidencian que la ausencia de agua en la tierra zuliana es parte de su leyenda cotidiana, alcanzando niveles estructurales alarmantes

Eran días lejanos del Maracaibo de ayer. Los pobladores rodeados de una extensa llanura árida, sólo sembrada de estoicos cujíes, alejados a centenares de kilómetros de  los ríos, fundaron la ciudad a orillas de un sorprendente  y mágico lago. Los habitantes no contaban con agua potable para satisfacer las necesidades básicas por lo que afrontaban severas y pesadas calamidades, como la compra del vital líquido al agüero a medio real, de dos botijuelas de barro cocido, llenas con el necesario recurso, entonando en su cantar, a todo pulmón a cualquier hora del día en el pequeño territorio: “llevo el agua de la playa, agua de la playa yo llevo”. Esta práctica sólo se aplicaba en los hogares para los asuntos de limpieza, el problema estaba en beberla, se aprovechaba hasta la lluvia que se reciclaba en enormes tinajones de aceite de oliva importado de España.

Para los meses intensos de verano se construían aljibes subterráneos y superficiales. En las calles centrales había personas ocupadas de cargar agua desde los domicilios con depósitos adecuados y las vendían a  todo el que la necesitará. Estas sencillas historias evidencian que la ausencia de agua en la tierra zuliana es parte de su leyenda cotidiana, alcanzando niveles estructurales alarmantes, al no contar con redes de distribución adecuadas con la respectiva compensación por lo cual constantemente se deben cubrir demandas en momentos críticos de mañana, mediodía y tarde y la hidrológica regional nunca, ni en el pasado ni en el presente, ha estado en capacidad de surtir tan exigentes reclamos, a pesar de siempre contar con capital humano y financieros para resolver esta aguda problemática.

Hoy igual que ayer, los zulianos no contamos con agua potable para cubrir nuestros múltiples requerimientos, con la dramática realidad que sólo nos queda agua para 60 días.  De acuerdo con expertos, la  crisis se debe a diversos factores, influyendo en el agudo esquema de racionamiento que implementa cruelmente Hidrolago, entre ellos el fenómeno climatológico El Niño que ha profundizado agresivamente la sequía; el elevado grado de deforestación en las principales cuencas y específicamente en la Sierra de Perijá; falta de mantenimiento y protección a los ríos, presentando carencias alarmantes en la profundidad de sus aguas, afectando el volumen de los embalses de Tulé, Manuelote, Tres Ríos y el engavetamiento del proyecto El Brillante que indiscutiblemente con su funcionamiento mejoraría  el servicio de agua de los zulianos y en estos momentos tendríamos agua por 60 días y mucho más..

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