La American Gaming Association (AGA) registró en 2024 su cuarto récord anual consecutivo en ingresos, alcanzando 72,04 mil millones de dólares, cifra que representa un aumento del 7,5 % respecto a 2023 y que equivale a más de medio punto porcentual del PIB estadounidense.
Nada menos que 28 de los 38 estados con juego legalizado superaron sus marcas individuales. La recaudación por impuestos estatales y municipales ascendió a 15,91 mil millones de dólares, con un crecimiento interanual del 8,5 %.
El ritmo de expansión tras la pandemia no se ha desacelerado
El principal motor continúa siendo las máquinas tragamonedas, que por sí solas generaron 36,06 mil millones de dólares, un incremento del 1,6 % respecto a 2023. En contraste, las mesas de juego cayeron un 2%, alcanzando 10,14 mil millones de dólares. Sin embargo, en conjunto, los juegos presenciales siguen representando casi el 70 % del ingreso total.
Sumando 49,89 mil millones de dólares. No obstante, el verdadero salto vino desde Internet.
El iGaming experimentó un crecimiento notable del 28,7 %, alcanzando los 8,4 mil millones de dólares, mientras que las casas de apuestas deportivas obtuvieron 13,78 mil millones, un aumento del 25 % respecto al año anterior.
Durante el primer trimestre de 2025, la participación de los ingresos online representó ya un 32,8 % del total comercial, frente al 29,3 % del mismo periodo en 2024. Con este crecimiento, también aumenta el interés en plataformas de casinos internacionales online que llegan al país atraídas por el potencial del mercado estadounidense.
La entrada de estos competidores beneficia directamente a los apostadores, que ahora cuentan con más opciones y aprovechan las ventajas que los operadores ofrecen para captar al público local.
Pequeños mercados con grandes cifras y la caída en Las Vegas
Este aumento no se limita únicamente a gigantes como Nueva Jersey. Washington D.C. lideró el crecimiento porcentual con un impresionante 181,7 %, seguido por Kentucky, cuya recaudación creció un 148 % en su primer año completo de operaciones ampliadas. En contraste, el Strip de Las Vegas mostró un descenso cercano al 5 % en marzo de 2025.
Lo cual activa alarmas en la meca del entretenimiento presencial. A pesar del optimismo generalizado por las cifras positivas, el índice Gaming Conditions Index de la AGA mostró una caída del 0,9 % en el primer trimestre de 2025, la mayor desde la pandemia, reflejando presiones en los costos e incertidumbre macroeconómica.
Más de un tercio de los ejecutivos actualmente evalúan el entorno como «negativo», aunque la mayoría sigue confiando en las perspectivas a largo plazo impulsadas por la digitalización.
Esta tendencia podría cobrar aún más fuerza si estados como Ohio aprueban proyectos para legalizar el iGaming durante este año.
Los datos de 2024 indican que solo siete estados ofrecen actualmente casinos online locales, mientras que otros treinta y uno únicamente permiten apuestas deportivas o loterías digitales. Este vacío legal explica la expectativa en torno a Ohio, donde dos proyectos de ley están en debate.
El más comentado, el SB 197, propone una tasa impositiva del 40% sobre los ingresos brutos, lo que podría convertir al estado en el octavo mercado regulado de iGaming en EE. UU. Según estimaciones preliminares del comité fiscal de la Asamblea Legislativa, esto generaría hasta $1 mil millones de dólares anuales en impuestos.
Vermont y Carolina del Norte, que legalizaron las apuestas en 2024, ofrecen un primer vistazo al impacto inicial. Carolina del Norte acumuló 583,6 millones de dólares en su primer año, mientras que Vermont reportó cifras modestas pero en crecimiento, impulsadas por la combinación del acceso móvil y el atractivo turístico.
Recaudación tributaria rompe paradigmas
La presión por nuevas leyes no es casualidad. Según el último informe State of the States 2025 de la American Gaming Association (AGA), los gobiernos estatales y municipales recaudaron 15,91 mil millones de dólares en impuestos directos durante el año pasado, un aumento del 8,5 % respecto a 2023.
En al menos quince jurisdicciones, los impuestos provenientes del juego ya superan la recaudación por combustibles o bebidas alcohólicas, haciendo del sector una fuente legítima para financiar infraestructura y educación pública. Aun así, hay señales de agotamiento en mercados consolidados.
Incluso en la propia Las Vegas Strip, la caída del 3–5 % a principios de 2025 coincide con mayores costos operativos y un gasto promedio por visitante más bajo.
De acuerdo con el Gaming Conditions Index, el clima empresarial disminuyó un 0,9 % en el primer trimestre, el peor resultado desde 2020.
Aunque no se prevé una contracción generalizada, los ejecutivos señalan que las inversiones en hotelería física serán más prudentes, mientras el capital fluye hacia marcas digitales y contenido exclusivo. El auge del juego en línea también se explica por la tecnología.
Juegos con crupieres en vivo vía 5G reducen la distancia entre la pantalla y la sala física, mientras que los títulos basados en blockchain ofrecen reglas auditables en tiempo real. En las ferias del sector, los ejecutivos ya hablan sobre cómo la realidad virtual podría crear «mesas inmersivas».
El consenso entre analistas es que la digitalización continuará creciendo a un ritmo anual de dos dígitos, aunque el incremento en ingresos totales podría desacelerarse con la normalización posterior a la pandemia.
Estados de tamaño medio, como Missouri, Kansas y Maine, ya evalúan adoptar el modelo de Michigan, cuya tasa variable entre el 20 % y 28 % generó más de 500 millones de dólares en impuestos sobre iGaming en 2024.
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