Mil familias de Ciudadela Rafael Caldera no tienen gas doméstico

Desde la vía principal entre la urbanización El Soler y El Samán resalta una larga calle en la que destaca desde la lejanía un gimnasio vertical multicolor. Al adentrarse, hay basura en ambos lados de la vía, huecos, maleza y evidencias de una vida prometedora que nunca se materializó.

Se trata de Ciudadela Rafael Caldera, mejor conocida como Fundabarrio, ubicada en la parroquia José Domingo Rus del municipio San Francisco. Hace 23 años llegaron los primeros pobladores. 

En la comunidad estiman que en la actualidad viven unas seis mil familias que, además de lidiar con problemas nacionales como la hiperinflación, el alto costo de la vida y la inseguridad alimentaria, sobreviven entre flagelos particulares de su realidad local.

En Fundabarrio mil familias carecen de gas doméstico para cocinar. Además, el agua llega a cuentagotas, caminan kilómetros para llegar a sus destinos debido a la falta de dinero y en los módulos asistenciales de salud “no hay nada”.    

Una vecina, quien pidió el resguardar su nombre por temor a represalias, relató que les “prometen y prometen que van a poner el gas por tubería en las casas que no tienen, pero todo es un engaño. Hacen censos y nada”.

La falta de gas obliga a los habitantes a buscar leña en los terrenos baldíos, exponerse a picadura de animales o herirse con clavos y cargar con su peso para cocinar.

“Las vecinas se ven muy apuradas para cocinar y se limitan. Una de las cosas más difíciles de comer por aquí son los granos por todo el gas que necesitan para que ablanden. Carretean a diario con las ollas por todo el sector en busca de ayuda para tratar de cocinar en casa de sus conocidos”,  lamentó Débora Pérez.

Las jornadas para recargar las bombonas tardan más de seis meses y “por fuera” una de 18 kilogramos cuesta entre 15 y 18 dólares. Incluso, en el colegio y el preescolar Dr. Nerio Adrianza Rosales tampoco tienen gas ni agua. 

Por eso, para cumplir con los niños, las cocineras cargan en carretillas las ollas y la comida hasta sus hogares para cocinar allá.

Anhelan una luz

Yelitza Ferrobús detalla que otro de los problemas es la oscuridad en Ciudadela Rafael Caldera. “La vía principal está completamente a oscuras y muchas lámparas de los postes internos no sirven. Parece la boca del lobo”. 

Aunque existen rutas internas de transporte público, algunos vecinos se ven obligados a caminar hasta 10 kilómetros porque el pasaje cuesta 300 mil bolívares hasta el kilómetro 4 y 600 mil bolívares hasta el centro de Maracaibo. 

“A veces nos metemos por las trochas dentro de los barrios, pero nos da miedo. Varios hasta dejamos de ir a trabajar por las dificultades para movilizarnos”, contó otro vecino. 

En Ciudadela solo funcionan dos de seis módulos asistenciales de salud y un ambulatorio, “y tenemos que llevar todo, porque casi siempre no hay nada”. 

La plaza con anfiteatro de la comunidad no tiene iluminación, la municipalidad no le hace mantenimiento y sus terrenos son usados como vertedero de basura a cielo abierto. 

“Antes estaba muy bonita y podaban los árboles. Ahora crece el monte y está abandonada por las luchas políticas. Había una gaceta policial hasta hace cuatro años pero los policías se fueron porque no tenían la manera de defenderse”, aseguró un vecino bajo condición de anonimato para evitar ser víctima de represalias.

Los camiones del aseo urbano no entran desde hace más de un año y las bolsas de los Clap llegan una o dos veces al año. Los vecinos piden a la Alcaldía de San Francisco y a la Gobernación del Estado Zulia que tomen en cuenta sus necesidades sentidas y solucionen los problemas que padecen en el sector.

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