¡La miseria no es sociológica es político económica!

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El concepto sociedad es claro y conciso y no determina ningún tipo de adversidad entre quienes, con el uso de la llamada inteligencia le crearon seres humanos. En tal sentido, tratar de determinar un elemento de debilidad como circunstancia de la comunión entre humanos es antagónico al espíritu de lo que es sociedad. Empero, se debe aceptar: “en la unión está la fuerza” -proverbio popular- mas no el poder.  Luego, unirse para desarrollar poder o producir no contempla la barbarie contra la civilización, ni la pobreza contra la riqueza, y menos: la miseria contra la opulencia. El problema radica en el manejo de las masas humanas de diferentes esferas de desenvolvimiento.

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Desde tiempos remotos existen élites de fuerza, tanto desde el existencialismo arcaico como en nuestros tiempos; de forma que, cada élite tiene un desenvolvimiento específico, con características propias, normas éticas y moral. Estas  élites se conforman como: grupos, clanes, clubes etc., entre etnias diferentes que mantienen relaciones, sean bélicas o amistosas. Por ende, contacto. 

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Analizando lo planteado anteriormente y descartando unas supuestas luchas patricio plebeyas, no queda otra cosa que aceptar que ricos o pobres, los miembros de élites, estirpes o prosapias, son condimentos de todas las anteriores formas de juntarse para vivir mejor, o sea en sociedad, por ende naciones. El problema ha sido constantemente el manejo de lo que llamamos política y, principalmente quienes le manejan. Luego, la economía dentro de patrones políticos ideologizados con sus respectivas características y condiciones, tergiversan el verdadero objeto de la misma -orden y disciplina de la ciudad-  y su desarrollo corrupto se convierte en vicio.   

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De los vicios y corruptelas nacen diferentes problemas económicos en las naciones, por cuanto, el poder en las manos de quienes no saben de economía  o manejan la economía y el poder en función de su peculio, representan un camino cuesta arriba al pueblo, este patrón se identifica con el despotismo, totalitarismo, feudalismo y actualmente, fascismo y populismo. Donde los gobiernos restrinjan -no por fiscalización- a la iniciativa privada, a los medios de producción y dispongan de los recursos naturales sin control legislativo; siempre habrá miseria.

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