domingo, noviembre 24, 2024
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Reincorporan puertas de la casa natal de José Gregorio al Santuario de Isnotú

Las dos grandes puertas estaban colocadas en la residencia de la familia Briceño, en la avenida Principal de la población trujillana. Sus habitantes testificaron que fueron colocadas en diferentes remodelaciones que sus padres hicieron

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El tercer aniversario de la beatificación del doctor José Gregorio Hernández fue este martes 30 de abril la ocasión propicia para recibir la visita del arzobispo de Mérida, monseñor Heizandro Terán, y para reincorporar al patrimonio del Santuario de Isnotú, en Trujillo, dos puertas de madera que pertenecieron a la casa natal del cuarto beato venezolano.

El obispo diocesano, monseñor, José Trinidad Fernández, se hizo presente junto a más de 20 presbíteros, religiosas, invitados especiales, la feligresía de Isnotú y peregrinos que se dieron cita en el recinto religioso.

El primer momento de la celebración lo constituyó el reconocimiento y entrega de dos puertas de madera que pertenecieron a la casa natal del médico de los pobres, la cual existió en este sitio hasta 1962.

Estas grandes puertas estaban colocadas en la residencia de la familia Briceño, en la avenida Principal de Isnotú. Los habitantes de esta vivienda testificaron que fueron colocadas en diferentes remodelaciones que sus padres hicieron y que, según la tradición de los pobladores conocedores de la morada donde nació el beato, pertenecían a aquel inmueble.

Agradecimiento a la familia Briceño

También se contó con el valioso testimonio de monseñor Jorge Villasmil Torres, natural de este pueblo e hijo de Julio Cesar Villasmil Mogollón, quien vendió los terrenos y la casa a las diócesis.

Monseñor Villasmil conoció personalmente en su infancia esta casa por residir por un tiempo y visitar frecuentemente este lugar que fue también lugar de trabajo como comerciante de su padre. El clérigo isnotuense fue clave en el proceso de análisis e identificación de las puertas.

El acto comenzó con las palabras de explicación a cargo del presbítero José Magdaleno Alvarez, rector del Santuario. Seguidamente se develaron las puertas que estaban cubiertas con telas blancas.

A continuación, el obispo diocesano procedió a bendecirlas y explicó brevemente el significado de aquel acto. Indicó que las puertas no son solamente para entrar a una casa, sino que también son un símbolo: debemos abrir las puertas de par en par a la presencia y al amor de Dios.

Como testigos del evento participaron los integrantes de la familia Briceño, quienes hicieron la donación y varios isnotuenses que como testigos conocieron de aquellas puertas.

En representación del Santuario estuvo el padre rector y la directora del museo diocesano que allí funciona, profesora Carmen Araujo.

Luego de la bendición se procedió a firmar el acta de reconocimiento y entrega de las puertas por parte de la familia donante, los testigos que conocieron estas puertas y las autoridades eclesiásticas.

Monseñor Trino Fernández hizo entrega de una placa de reconocimiento y gratitud a la familia que conservó y entregó estos objetos los cuales constituyen un patrimonio invaluable para el santuario y a la diócesis.

Con el alegre sonar de la música de viento y los aplausos se dio por concluido el acto protocolar.

Solemnidad eucarística

La segunda parte de la celebración se llevó a cabo con la eucaristía solemne, presidida por el arzobispo de Mérida y concelebrada por el obispo de Trujillo junto a unos 20 presbíteros.

Durante la homilía, monseñor Helizandro Terán relató su alegría por retornar al Santuario, pues su última visita fue cuando tenía 12 años y compartió el testimonio de un favor que una tía abuela suya recibió por intercesión del doctor José Gregorio Hernández.

Indicó que recordar la beatificación del doctor Hernández significa en primer lugar celebrar y tomar conciencia sobre el llamado a la santidad que Dios hace a cada uno como una vocación que es posible.

Recalcó la necesidad y urgencia de practicar la caridad cuya mejor muestra este día es el beato en su opción por servir a los demás y particularmente a los más pobres dónde él aprendió a descubrir presente el rostro de Jesucristo.

Finalizada la misa, el ilustre visitante y los sacerdotes participaron de una visita guiada para las instalaciones del museo que fue totalmente restaurado, reorganizado  y embellecido hace poco más de un año.

Fuente: Vicaría diocesana para las comunicaciones. Diócesis de Trujillo.

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