Durante el rezo del ángelus este domingo en la plaza de San Pedro, el papa Francisco hizo un ferviente llamamiento “a la sabiduría de los gobernantes” para evitar una escalada bélica, recordando los conflictos en Ucrania, Palestina e Israel.
Francisco inició pidiendo paz en Sudán, exhortando a que se depongan las armas y que, con el compromiso de las autoridades locales y la comunidad internacional, se lleve ayuda al pueblo sudanés y se brinde refugio y protección a los desplazados en los países vecinos.
En su mensaje, el pontífice subrayó la importancia de no olvidar a “la martirizada Ucrania, a Israel y a Palestina” y urgió a los líderes a hacer “esfuerzos en el diálogo y en las negociaciones” para evitar un aumento en las hostilidades.
Destrozos de la guerra
Francisco lamentó que muchas calles estén reducidas “a montones de escombros a causa de la guerra, del egoísmo y de la indiferencia”.
El papa Francisco también presidió la misa del Corpus Christi en la basílica de San Juan de Letrán, marcando su regreso a este lugar después de varios años de ausencia debido a la pandemia y a sus problemas de movilidad y salud.
En su homilía, subrayó la necesidad de un “pan que sabe a gratitud, a libertad y a proximidad” en el mundo.
“Es urgente que el mundo recupere la fragancia buena y fresca del pan del amor, para seguir esperando y continuar reconstruyendo, sin cansarse nunca, aquello que el odio destruye”, afirmó el papa.
Tras la misa, se celebrará la tradicional procesión, y el papa también visitará la cercana basílica de Santa María la Mayor, donde impartirá su bendición.
La festividad del Corpus Christi fue instituida por el papa Urbano IV en 1264 trasal llamado “milagro de Bolsena”.
En 1263, un sacerdote bohemio, Pedro de Praga, se dirigía hacia Roma cuando se detuvo en la cercana localidad de Bolsena para oficiar misa. El cura dudaba de la presencia real de Cristo en la Eucaristía y pidió a Dios una “señal”.
Según la tradición católica, algunas gotas de sangre salieron de la hostia consagrada, cayendo sobre el corporal, el lienzo que se extiende en el altar, encima del ara, para poner sobre él la hostia y el cáliz. La tela se guarda en la catedral de Orvieto, en el centro de Italia.
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