El país se prepara para la celebración de las elecciones presidenciales el próximo 28 de julio en medio de la expectativa frente a las políticas de la nueva Administración para salir del laberinto de la crisis, así como por el futuro de las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos y la administración de los millonarios recursos petroleros.
En caso de la victoria de la oposición “habría un aumento de la confianza en Venezuela y se podría esperar un crecimiento en la inversión y en el consumo por mejores expectativas futuras”, dijo a Bloomberg Línea, Germán Ríos, catedrático del Observatorio de Política y Economía Latinoamericanas de la española IE University.
Asimismo, proyecta un incremento en el valor de los activos, especialmente inmuebles, pero también en activos financieros como acciones en el mercado de valores local y títulos de deuda venezolanos en el exterior.
Las proyecciones de organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) apuntan a que la economía venezolana crecería este año un 4 %, por encima del promedio regional de Latinoamérica del 2 %, pero ese organismo reconoce que “estas proyecciones están rodeadas de una gran incertidumbre” y un vocero de la entidad indicó que “este aumento parte de una base muy baja”.
Depreciación del bolívar
Uno de los grandes problemas de la economía sigue siendo la inflación, calculada en el 78 % interanual a mayo por el Observatorio Venezolana de Finanzas (OVF) y en el 59,2 % por el Banco Central de Venezuela (BCV), así como la marcada depreciación de su moneda.
Germán Ríos, de IE University, comenta que si bien tras las elecciones habría un efecto inmediato producto de las expectativas positivas, otros indicadores como el crecimiento del PIB, disminución del desempleo o la reducción de la inflación tardarían unos meses en mejorar en caso de una victoria de la oposición en los comicios de julio.
“Se podría esperar un repunte adicional en la inversión y en el consumo en la medida en que el nuevo gobierno ajuste los desequilibrios macroeconómicos existentes, como el control de cambio, el desequilibrio fiscal y la inflación”, dijo.
Roberto Pérez, especialista en asuntos venezolanos y profesor de Macroeconomía de la Universidad del Rosario en Colombia, responde a Bloomberg Línea que las perspectivas económicas de Venezuela para lo que resta de año aún son complejas, aunque sí considera que una victoria de la oposición “debería mejorar significativamente las expectativas de crecimiento económico para los próximos años, asumiendo un clima de estabilidad política y seguridad jurídica para las inversiones”.
Las sanciones, un factor clave
Un retiro de las sanciones económicas que pesan sobre la Administración de Nicolás Maduro podría impulsar el comercio exterior venezolano y una reapertura de la economía para aprovechar sus amplias reservas petroleras.
“Un cambio de Gobierno podría significar el alivio de las sanciones que ha sufrido la nación por parte de Estados Unidos y de la Unión Europea. Las nuevas autoridades venezolanas tendrán por delante un largo proceso de negociación”, dijo Roberto Pérez.
“En el mundo, la prioridad será pactar con los países y entes multilaterales que han establecido sanciones que han afectado al sector petrolero y las transacciones financieras internacionales, dificultando el acceso a los mercados financieros externos, el refinanciamiento de la deuda externa y atraer nuevos capitales”, ahondó.
En esta negociación, considera que el nuevo Gobierno deberá demostrar un cambio real de las políticas de Estado, a favor de reformas democráticas, mayor protección de los derechos humanos y aplicar una estrategia macroeconómica ortodoxa, consistente con la recuperación de los equilibrios macroeconómicos internos y externos.
Desde el Observatorio de Política y Economía Latinoamericanas de IE University, señalaron a este medio que el retiro de las sanciones que pesan sobre el país sudamericano debería reflejarse en mayor inversión en la industria petrolera, pero también en otras áreas como la producción de bienes de consumo masivo y en otros sectores como la manufactura, la agroindustria y el turismo.
El país carga sobre sus hombros con una deuda estimada en unos 154.000 millones de dólares con acreedores extranjeros, incluyendo bonos globales emitidos por el Gobierno, préstamos con organismos multilaterales y varios Estados y juicios legales pendientes, de acuerdo a información de Bloomberg.
Dentro de la deuda venezolana, el grupo más representativo hasta ahora son los tenedores de bonos, luego de un incumplimiento de más de seis años, que derivó en compromisos por unos 67.000 millones de dólares, de acuerdo a cifras de Bloomberg con base a un desglose realizado por el economista Francisco Rodríguez, profesor de la Universidad de Denver.
A este grupo le sigue China, un socio estratégico del país sudamericano que ha aumentado su influencia en Latinoamérica a través de los proyectos de cooperación enmarcados en la iniciativa de la Ruta de la seda, pero también por medio de la financiación de proyectos.
¿Cuál debe ser el plan económico del nuevo Gobierno?
Para que el país pueda salir de la actual crisis, los académicos proponen, entre otras acciones, establecer un marco macroeconómico consistente, reduciendo el déficit fiscal, renegociando la deuda externa, disminuyendo la emisión inorgánica de dinero, eliminando gradualmente el control de cambios, pero sobre todo, generando credibilidad y confianza, con políticas públicas pragmáticas y sostenidas en el tiempo.
Asimismo, manifiestan que este plan económico debería contemplar la flexibilización de todos los controles y regulaciones que pesan sobre la actividad económica.
Aunque la primera misión de la nueva Administración venezolana pasa por ordenar las finanzas públicas y adoptar mecanismos como la regla fiscal, que busque garantizar la sostenibilidad de las finanzas públicas y la estabilidad macroeconómica del país a mediano y largo plazo, dijo Roberto Pérez, de la Universidad del Rosario.
“Su propósito sería evitar que la voracidad fiscal cause colapsos económicos como los vividos en la última década”, apuntó.
La misión de preservar la riqueza venezolana
A pesar de contar con millonarias reservas de materia prima como el petróleo y el oro ni la economía venezolana ni la población, especialmente los más vulnerables, logran percibir sus beneficios en medio de la profunda crisis institucional que atraviesa el país y las sanciones que le impiden negociar.
En ese sentido, otra de las tareas del nuevo Gobierno es recuperar bienes públicos y realizar una reforma estructural dirigida a privatizar las industrias que los gobiernos bolivarianos estatizaron.
Por lo anterior, Roberto Pérez dice que es “imperativo constituir un fondo de riqueza soberano que maneje de forma transparente las rentas que reciba el país por la extracción de sus recursos naturales no renovables”.
También ve crucial atraer inversiones externas al sector de hidrocarburos, reducir la participación de Pdvsa e incentivar la mayor participación del sector privado (doméstico y externo) en el negocio petrolero junto con un sistema tributario estable y transparente.
Asimismo, otros desafíos incluyen mantener el orden público en la integridad del territorio, cumplir las leyes, defender las fronteras, generación y distribución de energía eléctrica, el suministro de agua, entre otros.
“Esto es un plan enorme que requerirá de apoyo financiero internacional, tanto bilateral como multilateral y que solo se puede acometer en un escenario sin sanciones financieras a las instituciones venezolanas”, según Pérez.
Bloomberg Línea consultó a múltiples agremiaciones en Venezuela sobre el tema, pero prefirieron no pronunciarse de cara a las elecciones de julio.
Fuente: Bloomberg Línea
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