Este 10 de diciembre se cumplen tres años de la juramentación de Manuel Rosales Guerrero como gobernador del Zulia, 19 días después de haber sido electo por los ciudadanos para dirigir la región durante el período 2021-2025.
Su triunfo significó el final de dos administraciones continuas del oficialismo en el estado, y los casi 20 puntos de diferencia que sacó a su más cercano competidor sellaron el carácter profundamente democrático de la contienda.
Manuel Rosales Guerrero obtuvo, el 21 de noviembre de ese año, 593.691 votos, equivalentes al 54,84 % del total. Omar Prieto, en cambio, obtuvo un 37,81 %, lo que significó que votaron 184.198 personas menos por su opción.
La diferencia fue de más de 17 puntos porcentuales, una tendencia que se había hecho sonadamente irreversible poco después del mediodía. Además, Rosales superó sus propias marcas personales de anteriores elecciones, tras haber sido ganador con un 51 % y un 54 %, respectivamente, en 2001 y 2004.
El mapa del Zulia estuvo marcadamente azul, con Rosales resultando ganador en 16 de los 21 municipios. Aún mayor fue la diferencia en las parroquias, pues el actual gobernador ganó en 76 de ellas, más que duplicando al oficialismo, que solo logró imponerse por pequeñas diferencias en 34 de ellas.
Rosales también obtuvo la mayoría de legisladores frente al Psuv: 9 contra 6, una diferencia del 33 %.
Respeto ante todo
“Juro por Dios, por la Chinita y por el pueblo del Zulia”, fueron sus primeras palabras como mandatario.
Desde el primer momento, Rosales dejó claro el carácter que tendría su gestión: “La unidad en esta etapa debe traducirse en una política a todos los niveles y respetando las diferencias”, agregó en su discurso.
“No es tiempo de mezquindades, individualismos ni sectarismos, pero el entendimiento entre poderes y sectores no significa renunciar a principios ni a ideales”, agregó ante la multitud que lo acompañó en la plazoleta de la Basílica.
Sus palabras identificarían a una gestión que hoy encara un tramo decisivo en la vida nacional, dejando claro que se enfocaría en rescatar al Zulia de la grave crisis en la que estaba sumido. El objetivo era reconstruir, y en muchos casos construir, todo lo que se había perdido en educación, salud e infraestructura, ejes fundamentales en su administración.
“Iremos con determinación a la construcción de un Zulia productivo a gran escala”, dejó claro Rosales poco antes de finalizar el acto de juramentación. “Tenemos recursos naturales y gente capacitada. El relanzamiento del Zulia no admite vacilaciones”. Hoy, a tres años de ese día, el tiempo ha puesto en contexto su empeño en defender el trabajo como modelo de gestión.
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