La evolución del fútbol moderno: de la pasión al análisis de datos

Esta evolución ha tenido un total impacto tanto dentro como fuera del campo, lo que ha influido en las decisiones tácticas, los fichajes, los entrenamientos y, por supuesto, el ámbito de los juegos de azar y las apuestas deportivas

Foto: Cortesía

El fútbol siempre ha sido algo más que un simple deporte; sigue siendo una verdadera pasión en muchos hogares de todo el mundo. Durante muchos, muchos años, ha simbolizado identidad, sentimiento y una conexión inexplicable y casi mágica entre millones de individuos alrededor del planeta a lo largo de generaciones.

No obstante, lo que antes era un deporte competitivo completamente regido por el instinto, la garra y el talento con el balón en los pies, en la actualidad se ha ido transformando en una disciplina fuertemente marcada por la tecnología, las estadísticas y el análisis de los datos.

Esta evolución ha tenido un total impacto tanto dentro como fuera del campo, lo que ha influido en las decisiones tácticas, los fichajes, los entrenamientos y, por supuesto, el ámbito de los juegos de azar y las apuestas deportivas.

Del fútbol en campos de aficionados y de tierra al fútbol global Deluxe

El fútbol, en sus inicios como modalidad deportiva, se practicaba en terrenos desiguales, sin emprender tácticas complejas, sin estadios multitudinarios o grandes lujos. Las estrategias desarrolladas en el terreno de juego no se basaban en teorías matemáticas o en datos numéricos, sino en lo que se observaba en el terreno de juego, en la intuición, y los equipos se configuraban según afinidades o rasgos identitarios compartidos.

Los futbolistas eran apreciados principalmente por su talento individual con el balón en los pies, a diferencia de los entrenadores, que se comunicaban más a través de la experiencia y del bagaje acumulado.

Sin embargo, a medida que el fútbol se desarrolló y logró superar adversidades, desafíos y problemáticas, se transformó en un juego colectivo más complejo, industrializado y analítico, un deporte tan atractivo como desafiante. Los clubes se transformaron en entidades con muchos socios y estructuras de negocios jerárquicas.

Las primeras ligas profesionales comenzaron a expandirse, se construyeron estadios que se han convertido en auténticos templos del deporte rey y se establecieron marcas a nivel mundial que acapararon el negocio. El fútbol dejó de ser únicamente un espectáculo local y se transformó en un fenómeno de carácter mundial, primero con la aparición de la televisión y, después, de los medios digitales, que han hecho que algunos goles lleguen a cualquier rincón del mundo.

Los aficionados dejaron de ser considerados tan solo espectadores: se convirtieron en consumidores, seguidores digitales y participantes activos en una experiencia mediática, deportiva y comunitaria que no para de crecer.

El surgimiento y desarrollo del análisis de datos en el fútbol

La estadística empezó a tener constante presencia en los departamentos técnicos de algunos clubes pioneros, lo que marcó el inicio de un cambio más profundo hacia la especialización y profesionalismo, todo ello hacia finales del siglo XX.

A raíz de los interesantes y provechosos resultados que han obtenido los modelos analíticos en el béisbol estadounidense, varios equipos de Europa comenzaron a experimentar con la compilación sistemática de datos para luego analizarlos. Desde ese momento, la intuición comenzó a coexistir con la evidencia empírica; razón y pasión se daban la mano en virtud de un análisis global y poliédrico.

La aparición de compañías especializadas en la recopilación y análisis de datos deportivos representó todo un punto de inflexión en el deporte mundial. Estas empresas empezaron a prestar servicios de recogida, compilación, procesamiento y análisis de información que hacían posible cuantificar elementos del juego que anteriormente eran solo cualitativos o a los que, sencillamente, no se les prestaba atención.

Los analistas y entrenadores ahora tienen acceso a estadísticas exhaustivas relacionadas con la posesión, los pases, los kilómetros recorridos, los disparos, las coberturas defensivas o el rendimiento físico.

Este enfoque novedoso hizo posible que el fútbol empezara a ser estudiado como un sistema realmente complejo, en el que cada acción podía ser medida, comparada y optimizada, pero del que sabemos que el talento siempre encuentra rendijas para escaparse.

Con el transcurrir del tiempo, se hizo poderosa y esencial la figura del analista de datos. Las plantillas comenzaron a tener departamentos de rendimiento y unidades de "análisis de datos" que colaboraban estrechamente con el equipo técnico y con los directores deportivos.

El objetivo no era otro que convertir los números en conocimiento, y el conocimiento en ventaja competitiva; ¿se podían conseguir resultados con el análisis de los datos deportivos? En los clubes de élite, el análisis estadístico dejó de ser una ayuda puntual o esporádica y se transformó en un instrumento fundamental e insustituible para la toma de decisiones.

La penetración de la inteligencia artificial y el papel que juega el "big data" en la sección técnica de los equipos profesionales

La analítica deportiva crece a pasos agigantados; actualmente ha alcanzado una nueva dimensión gracias al “big data” y a la fuerza de la inteligencia artificial, que ha irrumpido con fuerza en todos los sectores productivos. Los clubes de las ligas más avanzadas emplean algoritmos capaces de gestionar millones de datos por segundo, recogidos con sofisticados sistemas a través de cámaras, sensores y sistemas de seguimiento que se reparten por los estadios.

Estas herramientas hacen posible no solo la evaluación en tiempo real del ejercicio de los jugadores, sino también la predicción de sus conductas, el pronóstico de patrones de juego, las posibilidades de éxito en determinadas zonas del campo y la estimación de los riesgos de lesión.
Pongamos ejemplos; estos sistemas han sido incorporados en los equipos técnicos de clubes tan prestigiosos como el Real Madrid, el Liverpool y el Manchester City. El fútbol contemporáneo ya no solo se basa en la inspiración y el talento de los futbolistas, sino también en el poder del equipo para convertir la información en decisiones estratégicas y tácticas que los acerquen a la victoria.

Los algoritmos contribuyen eficazmente a la planificación de las cargas de trabajo, a la personalización de los ejercicios y a determinar cuándo un deportista está próximo a su límite físico en los entrenamientos y/o partidos.

Los modelos predictivos permiten, en las oficinas, identificar a jóvenes con talento, analizar posibles fichajes y calcular la rentabilidad de una incorporación en base a su coste.

El big data, un concepto que gana adeptos cada temporada futbolística, ha modificado también la forma en que los equipos entienden y estudian a su afición para actuar en consecuencia y ofrecerles un mejor espectáculo deportivo. Los clubes ahora son capaces de ofrecer experiencias más inmersivas, personalizar sus contenidos y segmentar a las audiencias a través del análisis de las conductas digitales; algo que antiguamente se encomendaba a lo puramente emocional.

Por lo tanto, la tecnología, el big data y la inteligencia artificial no solo cambia el rendimiento deportivo, sino que también alteran la relación emocional entre un equipo y su comunidad, presentando oportunidades comunicativas.

De la intuición y el olfato del entrenador al algoritmo como aliado en la estrategia del equipo

El director técnico fue la figura de autoridad interpretativa del juego durante decenios. Los pilares de la estrategia eran su experiencia, su capacidad de lectura del campo y su carisma. Sin embargo, la figura del entrenador no tiene nada que ver con lo que fue, y ha cambiado muchísimo en la actualidad.

Los principales entrenadores que hoy mandan en los mejores equipos del mundo no solo son estrategas, sino también administradores de la información. Su habilidad para liderar equipos de varias disciplinas, analizar datos y tomar decisiones fundamentadas en datos empíricos se ha vuelto una competencia esencial.

Los algoritmos no van a sustituir nunca a la intuición humana, pero pueden ser un gran complemento. Ofrecen un nivel de análisis que no se puede conseguir solamente con la observación visual y humana.

Por ejemplo, los modelos de inteligencia artificial que hoy conocemos son capaces de identificar patrones estratégicos que a simple vista no se pueden ver, o reconocer los movimientos repetidos del adversario en ciertas facetas del juego que nos subrayan patrones de juego. Con este inestimable apoyo, la toma de decisiones se vuelve más precisa, basada en fundamentos y, además, es adaptable a las necesidades del juego.

De igual manera, los dispositivos de medición en tiempo real (por ejemplo, los chalecos inteligentes, los sensores del ritmo cardíaco o el GPS) hacen posible la supervisión continua del estado físico de los jugadores. Los datos recopilados por la IA y el big data se transforman en indicadores de carga, fatiga o recuperación, lo cual ayuda a evitar lesiones y mejorar el desempeño del equipo; pueden ayudar mucho, pero requiere de especialización y capacidad técnica.

El efecto en el fútbol base del algoritmo y la posibilidad de captar y formar de nuevas promesas

El fútbol base también ha dado un vuelco impulsado por el estudio de datos. No es algo exclusivo del fútbol profesional. Las academias de formación utilizan diariamente plataformas digitales, sofisticados software y analistas deportivos para llevar un registro pormenorizado del avance de los jugadores jóvenes en su progresión futbolística.

Se examinan indicadores tales como la rapidez, la resistencia, las habilidades para tomar decisiones y las capacidades tácticas. Esto posibilita la creación de programas personalizados que optimizan el potencial de cada jugador.

A largo plazo, esta digitalización del talento futbolístico está cambiando, poco a poco, las cualidades del jugador de fútbol contemporáneo. Los futbolistas “atletas” de hoy día no solo entrenan su técnica y su condición física, sino también su comprensión táctica a través de herramientas visuales e interactivas. La educación y formación deportiva ha pasado a ser más científica, al incluir análisis de video, simulaciones y feedback inmediato.

Cómo vivimos y nos emocionamos con el deporte rey tras la irrupción del análisis de datos

El fútbol siempre fue un espectáculo de emociones a flor de piel, en el que los goles se festejaban con verdadero fervor y cada jugada surgía del instinto de jugadores y entrenadores y del aliento de la hinchada.

Y es que el deporte rey se desarrolló a lo largo de generaciones a partir de la intuición y el conocimiento empírico que los entrenadores acumulaban en su trayectoria. Pero algo ha ido cambiando entre bastidores con la digitalización del fútbol.

La inteligencia artificial y el big data han estado implementando gradualmente una transformación sutil, paulatina, modificando desde adentro un juego que, para la mayor parte de los aficionados, continúa pareciendo pura corazonada y nervio.

Este cambio no solo ha modificado la forma en que los jugadores se mueven por el campo o cómo se dibujan las jugadas en la pizarra; ha transformado totalmente el ambiente que envuelve al deporte rey, sobre todo en el dinámico y complicado mundo de las apuestas deportivas.

Lo de tener confianza ciega en el acervo cultural o en la historia de un club es algo que ha quedado atrás. Hoy, cada elección puede fundamentarse en un análisis detallado y al instante.

El análisis de grandes volúmenes de datos, que antes resultaban difíciles e impensables de manejar, ahora se lleva a cabo mediante algoritmos que ofrecen nuevos puntos de vista, información valiosísima para los pronosticadores. La llegada de la inteligencia artificial y el big data ha transformado la industria de las apuestas deportivas, perfeccionándolas, mejorando así la experiencia de sus usuarios, asegurando emoción y diversión.

Plataformas líderes en el sector como Stake son todo un referente en el entretenimiento online, y emplean estos sofisticados sistemas de análisis del juego para optimizar sus cuotas y ofrecer mercados de apuestas más complejos y específicos que van más allá del simple resultado final.

Esto significa para el usuario una experiencia completamente diferente. La inteligencia artificial puede detectar patrones y tendencias que no son visibles para el ojo humano, por ejemplo, en el desempeño de un equipo durante los últimos minutos de juego o en su eficacia en circunstancias climáticas adversas.

Esto permite que los apostadores más perspicaces, los que están bien informados, tomen decisiones más fundamentadas y aumenten sus probabilidades de éxito. Compañías como Stake, líderes en su sector, han incorporado estas tecnologías no solo para administrar los riesgos, sino también para personalizar y mejorar la experiencia del usuario, sugiriendo apuestas en los diferentes deportes de acuerdo con sus preferencias, gustos y con su historial de pronósticos.

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