Las autoridades informaron este jueves 27 de noviembre de que los agentes de la Guardia Nacional heridos este miércoles 26 en un tiroteo en Washington D.C. son Sarah Beckstrom, de 20 años, y Andrew Wolfe, de 24, hecho que el presidente Donald Trump calificó como “terrorista”.
La fiscal de la capital estadounidense, Jeanine Pirro, indicó en una rueda de prensa que las víctimas formaban parte de la Guardia Nacional de West Virginia y se encontraban en Washington D.C. "para cumplir la orden ejecutiva del presidente Donald Trump de hacer" de esta ciudad un lugar "seguro y bonito".
Pirro agregó que el presunto tirador, identificado como un ciudadano afgano de 29 años llamado Rahmanullah Lakanwal, usó un revolver Smith & Wesson .357.
Lakanwal vivía en Bellingham, en el estado de Washington, con su esposa y sus cinco hijos, y se desplazó en su vehículo desde allí hasta D.C..
Allí, el sospechoso disparó primero a uno de los guardias, que cayó al suelo, tras lo que se inclinó sobre él y volvió a dispararle.
Según Pirro, los agentes que se encontraban en la zona respondieron "de inmediato, neutralizando la amenaza y reduciendo" al tirador, que fue trasladado a un hospital, donde permanece bajo custodia.
El director del FBI, Kash Patel, informó en la rueda de prensa de que las autoridades ya han interrogado a todos los "miembros del hogar" del sospechoso en Bellingham, y afirmó además que las autoridades están hablando con testigos del tiroteo.
Patel también confirmó que Lakanwal trabajó para una unidad militar respaldada por la CIA en Afganistán y que fue trasladado a Estados Unidos en 2021 a través del programa “Operation Allies Welcome”, destinado a apoyar a ciudadanos afganos tras la retirada militar estadounidense del país.
El presunto tirador será acusado de agresión con intención de matar estando armado, por lo que podría enfrentarse a 15 años de prisión, así como de posesión de un arma de fuego durante un delito violento, según adelantó Pirro.
No obstante, los cargos dependerán "del estado de salud de los guardias".
La fiscal general de Estados Unidos, Pam Bondi, aseguró la mañana de este jueves 27 que, en caso de que los dos agentes -que se encuentran en estado crítico- fallezcan, hará "todo lo posible" por pedir la pena de muerte para el sospechoso.
El incidente ocurrió en una estación de metro ubicada a unos 500 metros de la Casa Blanca. Ambos soldados estaban armados en el momento del ataque.
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