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Entre palos, trapos, cauchos rotos, botellas y vidrios amaneció un hombre con un disparo en la cabeza en el barrio El Museo. Es el cuarto cadáver que los vecinos ven, en el barrio El Museo, parroquia Luis Hurtado Higuera, desde el pasado 21 de junio. Los vecinos contaron que los tiros suenan de noche pero nadie sale.
La noticia convulsionó a los vecinos del barrio. Abarrotaron la calle 108 entre avenidas 70 y 71 a las 6.00 de la mañana del pasado miércoles. Todos miraban a la víctima entre la basura, el lugar lo conocen como la “cochinera”. Vestía jean y franela azul y unas gomas Nike blancas con celeste. Estaba boca arriba con el pecho descubierto y las manos atadas, al frente, con un tirraje blanco.
Del costado izquierdo de su cabeza salía sangre de una herida de bala. El líquido se estancaba a la altura de la tráquea. Entre los curiosos nadie reconocía a la víctima, alegaban que del barrio no era. A su vez, exigían más presencia policial. “Es la segunda vez, en un mes, que dejan aquí a un muerto”.
Algunos vecinos relataron que “como a las 11.00 de la noche se escucharon unos tiros”, pero no salieron de sus hogares por temor. “Esto es tierra de nadie, como no era conmigo no salí”, exclamó una mujer que esperaba a la Policía para saber si el joven era reconocido.
Al lugar llegó la Policía Nacional para resguardar la escena. Evitando que cualquier curioso se acercara al cuerpo. Cinco horas más tarde llegó una comisión de la División de Homicidios de la Policía científica junto a la furgoneta forense. Evaluaron el lugar y trasladaron el cadáver hasta la morgue.
Un funcionario contó que en el barrio ya han dejado a personas asesinadas. En este caso, “nadie vio el vehículo en el que iban los delincuentes”. Agregó que esperan a que la familia lo identifique para saber más allá de la víctima y conocer dónde estaba él la noche del pasado martes antes de que le dispararan.
Cementerio
21 de junio. En la calle 108 con avenida 71, frente a la casa 108-27, mataron a José Gregorio Villalobos Villalobos (22) y a Keiver José García (26), mientras que a Rafael Enrique Weir, lo degollaron y lo abandonaron en la misma avenida entre calles 113 y 114 frente a la residencia 113-16.