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Isabella Bracho tiene solo nueve meses de vida, pero desde que nació ha estado de hospital en hospital por su condición de niña cardiópata. Marioska López, su madre, pasa las horas velando el poco sueño que consigue la pequeña, que se muestra inquieta pero débil. Mientras limpiaba el frágil cuerpo de su pequeña, la joven madre le contó a La Verdad la situación que se vive dentro del Hospital Universitario de Maracaibo.
La dieta "obligada" de Isabella consiste en papa cocida y sopa que le sirven dos veces al día en el HUM, la que “muchas veces” tiene que botar porque “tiene mal aspecto y mal sabor”, según relató la madre. Eso es lo que sirven en el sexto piso del Universitario, donde atienden a los niños que han sufrido quemaduras. Aunque ese no es el lugar donde la pequeña debería ser tratada, una fuente interna del hospital dijo: "Los niños con falta de peso están distribuidos en las áreas que están menos infectadas del hospital porque no hay espacio".
La ronda de alimentos pasa por cada uno de los ocho pisos de la torre pediátrica del HUM, repartiendo pasta cocida con mantequilla, arepa con queso o arroz con vegetales una o dos veces al día. "Desde el 2015 aquí no dan proteína, hay días que ni siquiera dan comida porque el Gobierno no trae nada. Por eso meten a la gente donde quepa", confesó la fuente a este rotativo.
Isabella pesa cinco kilos 800 gramos, cuando debería pesar alrededor de los nueve kilogramos, según su edad. Diariamente le piden a la madre 12 jeringas que se consiguen entre 800 y mil bolívares cada una. "Yo paso aquí el día de hambre, esperando que mi esposo me pueda traer pan o comprarme empanadas allá abajo". Para ella lo importante es la recuperación de su niña, que es la menor de cuatro hermanos y presenta deficiencias de peso por la falta de leche de fórmula.
Un laberinto
Caminar por los pasillos del Hospital Universitario de Maracaibo parece un laberinto. El calor es general porque ningún piso de la torre pediátrica tiene aire acondicionado, las chiripas y cucarachas pasan sobre los pies de los visitantes en las habitaciones. "No hay nada con qué limpiar. Lo que echamos es agua de cera para que se vea limpio", confesó un obrero durante un recorrido.
La falta de insumos también se agudiza y aunque el personal "ayuda en lo que puede", según recalcó Marioska, trascendió que no hay guantes, tapabocas, gasas, algodón, jeringas entre otros insumos.
Te necesita
Marioska López vive junto con su pareja y sus cuatro hijos en el sector Los Altos III, vía a Los Bucares, al oeste de la ciudad; en una casa al cuido. Pide que la ayuden con lo que puedan. La pequeña necesita pañales, leche de fórmula, jeringas y frutas. Ambas están recluidas en el sexto piso de la torre pediátrica del Hospita Universitario de Maracaibo.