Tierra arrasada

El sacrificio de Franklin Brito el cual pretendió ser silenciado por el Gobierno con frases inhumanas de sus voceros, incluido el presidente Chávez, significó la visión polarizada de un país agropecuario 

Franklin Brito muere el 30 de agosto de 2010, constituyéndose en un mártir agropecuario, quien con su férrea voluntad, valentía y ética, se inmoló ante el padecimiento sufrido en carne propia y en sus bienes, generado por este caos que azota a Venezuela, denominado socialismo del siglo XXI. Su sacrificio, el cual pretendió ser silenciado por el Gobierno con frases inhumanas de sus voceros, incluido el presidente Chávez, significó la visión polarizada de un país agropecuario y además, la determinación de agravar una situación, ya de por sí dolorosa en el agro venezolano.

Copeyanos y adecos, sentaron bases trágicas con la práctica de las invasiones de tierras, sobre eso no hay dudas, llevadas por el chavismo a dimensiones de delitos graves contra la propiedad y vida, avalando y propiciando no solo invasiones, sino también confiscaciones y “expropiaciones” de tierras, acentuándolas hoy día con un abigeato y saqueo de fundos, imitación de los actos vandálicos de las prácticas delictivas de Ezequiel Zamora y su Revolución Federal.

Triste el ensañamiento contra los productores agropecuarios. Su delito es una presunta riqueza, que obviamente pareciera ser tal, ante lo inocultable de un potrero, un galpón o una manada, pero que comparadas con las cuentas secretas o abiertas del hampa de Estado y de derecha, son milésimas de centavos, generados por el saqueo del país. No entienden los demagogos de oficio, corruptos y estafadores sociales que ser ganadero o agricultor implica un sacrificio de generaciones y una inversión de vida; un soportar la permanente lucha con la naturaleza, con la inseguridad, el secuestro, la extorsión y con más profundidad resistir de un Estado-Gobierno la conducta omisiva o activa en la cadena de hechos que perturban la producción de alimentos.

El perseguir sin fundamento legal a ganaderos, amenazarlos y hacerse de la vista gorda ante los ataques impunes de etnias engañadas y víctimas de la clase política, agrava una situación que puede generar anarquía. 

Es imperativo buscar sensatez, asumir con profesionalismo la solución de esta crisis. Y no serán los militares  ni fiscales ni policías los idóneos para esta tarea. Eso está demostrado. No hay capacidad científica para ello. Solo los que saben y conocen la materia podrán hacerlo. Búsquenlos.

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