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El huracán Matthew dejó un rastro de escombros, derrumbes y desolación tras su paso por Cuba, cuya mitad oriental fue azotada anoche durante unas 10 horas con rachas de vientos que alcanzaron los 300 kilómetros por hora, intensas lluvias e inundaciones, aunque no se reportan daños personales.
Baracoa, en el extremo oriental de Cuba, fue la ciudad más castigada por el impacto de Matthew: las viviendas próximas a la costa amanecieron totalmente derruidas por los vientos sostenidos de hasta 250 kilómetros por hora y rachas superiores, además de olas de más de ocho metros, que superaron en altura a los edificios.
En esa ciudad, la primera fundada por los conquistadores españoles hace 505 años, prácticamente 90 por ciento de las viviendas resultaron dañadas por el impacto de Matthew, que entró el martes por la tarde a Cuba con fuerza 4 y salió en la madrugada por el noreste de la isla ya rebajado a categoría 3.
Desde primeras horas de la mañana trabajaban brigadas de salvamento y la Cruz Roja para rescatar a personas que quedaron atrapadas en pisos altos de edificios, ya que las escaleras fueron derribadas por este feroz huracán, que arrastró lluvias de hasta 300 milímetros, según constató un equipo de EFE desplazado a la zona.
Muchos habitantes que no habían abandonado sus casas tuvieron que hacerlo en medio del huracán y trasladarse a viviendas más seguras pero que también sufrieron daños, ya que el impacto de Matthew, el mayor ciclón que se forma en el Caribe en los últimos nueve años, fue peor de lo esperado.
Florida se prepara
Los residentes de Florida enfrentan una maratoniana jornada en busca de comida, agua, gasolina, medicinas y barreras de contención para encarar el impacto de Matthew, que afectaría a partir de este jueves al sureste de Estados Unidos como un huracán de categoría mayor. Al medio día de ayer las tiendas de Miami ya sufrían el desabastecimiento de linternas, baterías, agua y gas propano, según pudo constatar EFE en varios establecimientos.