Plusvalía y otras necedades…

Las ideologías no incrementan la calidad de vida de las naciones pero sí pueden empeorarla ¡Lo estamos viviendo! Lo que sí determina la calidad es la institucionalidad profesional

Las izquierdas existentes en América del sur y Europa comprendieron hace décadas que los preceptos económicos clásicos de sus génesis eran tan obsoletos como quiméricos. China y Vietnam lo comprendieron arduamente, la Unión Soviética se desmoronó en su terquedad y Cuba solo aguantó hasta que el financiamiento externo apoyó a los Castro y a su privilegiada élite, hoy día la isla transforma su aparato productivo a una economía de mercado, eso sí, al igual que China y Vietnam, en lo político mantiene el comunismo en lo único que es 100 % efectivo: atornillar castas gubernamentales al poder a través de la manu militari, la represión, la restricción de libertades de pensamiento, prensa y opinión, evitando así generaciones de relevo, neutralizando a quienes por votos pudieran destronar las élites enclaustradas.

La “derecha” tiene una gran ventaja ante los fundamentos izquierdosos: desde sus primeros teóricos hasta la fecha no se han regocijado de hacer descubrimientos, ni inventos inquiridos, es decir, sus teorías solo narran, describen y desnudan los procesos productivos, de distribución y comercialización, así como los financieros, analizan las buenas y malas prácticas, en resumidas cuentas, estudian los procesos económicos que surgieron con la aparición del hombre.

La “izquierda” por el contrario sí inventa, so pretexto de doblegar la indoblegable mano de la economía, sencillamente la economía no responde a ideologías solo responde hacer las cosas bien y a tiempo. Así, surgió por ejemplo el triste concepto de plusvalía, criminalizando a quien con esfuerzo propio pudo prosperar, crecer, hasta constituir una fuente de empleo, para el socialismo-comunismo la ganancia generada es perversa porque es derivada del esfuerzo del trabajador, no del “patrón”… sí pero ¿de qué vale el potencial, la capacidad de la mano de obra sino hay fuentes de empleo? Exige el pueblo sea empleado y el Estado el único empleador, la “igualdad” es material, o sea, pobreza generalizada, los gobernantes son los únicos con privilegios.

En las sociedades con elevada calidad de vida todo encajó a partir de esta reflexión: la discusión ideológica quedó como enseñanza-referencia histórica, en lo económico y político se valoran la eficiencia y la transparencia. Los europeos nórdicos no se desgastan escuchando a sus políticos hablando de derechas, izquierdas, imperios, oligarquías y toda esa amplia gama de subterfugios útiles solo para justificar corrupción y fracasos. Los gobernantes-políticos de estos países plantean soluciones reales a problemas reales como recaudación de impuestos, sistema de salud, seguridad social, entre otros ¡He allí el secreto de su éxito! La política es una herramienta para la calidad de vida, no una novela baracunata. 

Las ideologías no incrementan la calidad de vida de las naciones pero sí pueden empeorarla ¡Lo estamos viviendo! Lo que sí determina la calidad es la institucionalidad profesional, apegada a la ley y ciudadanos exigentes de sus gobernantes. Así, empresarios, trabajadores y pueblo conviven con leyes laborales aplicables, sin inflación, sin evasión de impuestos, con productos-servicios de calidad… y un país próspero. 

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