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En un país cuya sociedad sucumbe a una cultura política plagada de anomalías y, como diría Sócrates, donde la virtud no figura entre las características de sus gobernantes, el escenario político es extremadamente ambiguo. Ahora lo que más le conviene al Gobierno es sin lugar a dudas el referendo revocatorio.
El Gobierno impuso discrecionalmente los lapsos de tiempo, al aceptarlos el CNE hizo que la salida racional, pacífica y soberana a nuestra crisis haya quedado extemporánea e inútil. Una vez más, al igual que en el 2004, retomar la senda del revocatorio sería tardío e irrelevante. De retomar su senda se efectuaría en el 2017, lo cual no tendría el menor sentido, pues continuaría el Gobierno pero con otro presidente, y para el pueblo sustituir un presidente chavista por otro chavista implica el sostenimiento del proyecto país paradisíaco para gobernantes y sus allegados, pero un infierno para el pueblo condenado a la pobreza, a controles, racionamientos y condicionantes.
El diálogo, así no lo queramos aceptar, también es inútil, únicamente logrará atizar la crisis, le habrá obsequiado más tiempo al Gobierno ayudándolo correr el revocatorio al 2017 y para alimentar su espejismo mediático de “convicción democrática” interna e internacionalmente. El tema de unas elecciones generales adelantadas propuestas por la MUD es una inocente utopía. ¿Qué los impulsó a creer que si el Gobierno no quiere revocatorio este año, por pánico certero de perder la presidencia, querrán llevar a cabo unas elecciones generales que les haría perder, a parte de la presidencia, gobernaciones, alcaldías y poderes legislativos? Sencillamente ello es seguir ofreciendo soluciones democráticas a quienes la democracia es solo un pretexto para atornillarse en el poder.
Para quienes opinan es muy fácil desde un teclado arengar una guerra, les señalamos que el pueblo ya está en guerra, contra un hampa sospechosamente impune, contra gobernantes indolentes, cuyas gestiones matan, además la resistencia, la lucha popular no tiene porqué ser violenta sino activa, las marchas, las movilizaciones, las concentraciones, las huelgas, todo cuanto manifieste disconformidad y reclamo de derechos es válido. El revocatorio murió, el diálogo murió y, hasta tanto no se generen condiciones razonables, el camino electoral también murió. La labor de los partidos está muriendo, es la presión social la única vía, por demás ¡legítima y soberana!