Maduro
El enviado del Vaticano como mediador, monseñor Claudio Celli, ha mencionado “la soga en la casa del ahorcado”. Dijo “si fracasa el diálogo, lo que podría seguir es el camino de la sangre”. El derramamiento de sangre en Venezuela tiene su historia. La hubo en la Guerra de Independencia, la Guerra de la Federación y en las cárceles y calles en los gobiernos autoritarios que ha padecido esta nación.
Dos mandatarios en el siglo XX dejaron el poder aduciendo que preferían retirarse antes que derramar la sangre de los venezolanos. Isaías Medina Angarita en 1945, derrocado injustamente por un golpe cívico militar. Y el 22 de enero de 1958 cuando el dictador Marcos Pérez Jiménez huyó y antes de partir dijo que no quería verter la sangre de los cadetes que adversaban su régimen.
Las guerras civiles en la historia, como la de Secesión de los Estados Unidos entre 1861 y 1865, la española de 1936 a 1939, los sucesos en la República Dominicana en 1965, el conflicto colombiano desde 1948 hasta el presente, lo que ocurre en la devastada Siria en nuestros días. Todos son amargos ejemplos de un derramamiento de sangre infausto.
Aunque sin las proporciones colectivas de los casos señalados, Venezuela desde la última década del siglo XX hasta hoy ha venido derramando la sangre de sus hijos por culpa de Chávez y Maduro, el militarismo y el asesoramiento cubano. Hemos tenido golpes de Estado cruentos, asesinatos no esclarecidos, masacre de estudiantes en las calles, incremento de homicidios, actuación violenta de colectivos pagados por el gobierno, exaltación de la represión.
La profesión de la ideología socialista marxista del régimen, debe recordar que Stalin con las purgas tuvo más de dos millones de muertos. Las represiones soviéticas en Checoslovaquia y Hungría, el paredón cubano de Fidel Castro, los tres mil muertos de los jemeres rojos en Camboya entre 1975 y 1975 y los tres mil estudiantes chinos muertos en la Plaza de Tiananmen en 1989.
Maduro dice que “ni con votos, ni con balas” saldrá del poder. Fue a Turquía y regresó diciendo que el presidente Tayyip Erdogan quedaría como un niño de pecho si trataban de derrocarlo. Ese intento de golpe en Turquía dejó 263 muertos y más de seis mil detenidos. Maduro estimula en Venezuela una guerra civil y como dice Homero: “el que ama la guerra civil es un hombre sin lazos de familia, sin hogar y sin ley”. Maduro no es venezolano.