Serguéi
Las autoridades rusas manejan siete versiones sobre las causas del siniestro del avión militar ruso que se estrelló el domingo en el mar Negro con 92 personas a bordo y una de ellas es un atentado terrorista, reveló hoy el Ministerio de Defensa de Rusia.
Aunque los datos recogidos por la “caja negra” instantes antes del siniestro permiten concluir que no hubo explosión a bordo del aparato, sí pudo existir un fallo mecánico provocado de forma intencionada, explicó hoy en una rueda de prensa el jefe de seguridad de las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia, Serguéi Bainétov.
“Tras el análisis del primer registrador hemos concluido que no hubo explosión a bordo. Pero, además de una explosión, pudo haber una acción mecánica de cualquier tipo. No necesariamente un atentado terrorista debe estar relacionado con una explosión”, dijo el militar.
Pese a todo, la versión del atentado terrorista no es una de las prioritarias, precisó.
“Cada accidente aéreo tiene muchos aspectos. No se puede hablar de una, ni siquiera de dos causas de este suceso. Las causas se sitúan tanto en el ámbito del factor humano, como en las condiciones técnicas y las condiciones externas”, apuntó Bainétov.
Al comienzo de la investigación sobre las circunstancias del siniestro la comisión gubernamental manejaba más de 15 versiones de lo sucedido, pero tras un primer análisis de las dos “cajas negras”, las posibilidades se han reducido a siete, incluido el atentado terrorista.
Aunque las primeras conclusiones oficiales sobre las causas de la tragedia no se darán a conocer al menos hasta dentro de un mes- como han anunciado hoy miembros de la comisión de investigación- sí se ha confirmado que hubo un fallo técnico instantes antes de que el avión se precipitara al mar.
“Es obvio que hubo un fallo técnico, pero sus causas deben ser aclaradas por los expertos” que trabajan con las “cajas negras” y con los restos de la aeronave recuperados del agua, aseguró el ministro de Transportes ruso, Maxim Sokolov.
Bainétov precisó que habrá que esperar “al menos 30 días” para poder contar con las “conclusiones definitivas” sobre las circunstancias del accidente.
El Tu-154 militar ruso se estrelló en aguas del mar Negro instantes después de despegar del aeropuerto de la ciudad balneario de Sochi, donde hizo una breve escala para repostar combustible.
A bordo de la aeronave siniestrada viajaban 64 miembros de la agrupación Alexándrov, 9 periodistas, 8 militares, 8 tripulantes, dos funcionarios y la famosa doctora Elizaveta Glinka, presidenta de una fundación humanitaria.
Los artistas militares viajaban a Siria para ofrecer un concierto de Año Nuevo en la base área de Jemeimim, donde Rusia tiene desplegada una agrupación de aviones de guerra.