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Quienes cuentan con servicio de Internet a expensas de un cable, viven en zozobra permanente, añorando que los hampones que se dedican a cortar el cableado en municipios como San Francisco y Maracaibo no “toquen” a su puerta. La venta del cobre e incluso negociar los mismos cables sustraídos forman parte del negocio de aquellos que se dedican a este flagelo.
José Fuenmayor, residente del barrio San Benito, se queja constantemente del problema que desde hace 10 días le arrebató la posibilidad de acceder a Internet. El ingeniero comentó: “Picaron el cable y casi todo el sector quedó sin el servicio. Pusimos el reclamo en CANTV y nos dicen que la solicitud será atendida en las próximas 72 horas, pero nada que aparecen”.
Estudiantes, trabajadores y distintos sectores se quejan de la carencia del sistema, que pone en jaque el desenvolvimiento normal de sus actividades. Algunos estudiantes han perdido clases, cursos online e incluso, trabajadores que sobreviven gracias a trabajos por Internet, han visto cómo se desploman sus ingresos.
Sin conexión
Según el informe Estado de la banda ancha en América Latina y el Caribe 2016, Venezuela es el país de Latinoamérica con la conexión más lenta a Internet. Además al robo del cableado, según el informe anual sobre el estado de Internet en Venezuela, publicado en 2015 por Acceso Libre, en el país los usuarios deben lidiar con la caída de las inversiones en telecomunicaciones, falta de acceso y mala calidad del servicio.
Los afectados también se quejan de la falta de respuesta por parte de los entes encargados. Carlos González, nombre ficticio por seguridad, sufrió “en carne propia” los embates del hampa cuando hace seis meses se llevaron por completo el cable en su comunidad, ubicada en una urbanización del municipio Maracaibo.
El afectado comenta: “Nadie vio nada. Duré más de seis meses detrás de CANTV para que restituyeran el servicio y nunca dieron respuestas”. Al ser consultado sobre la manera en la que logró de nuevo tener el servicio, señaló: “Un día llegó al sector una camionetica de CANTV y conversaron con un vecino, no tenían uniforme, pero sí las herramientas para trabajar. Nos acercamos para ver si venían a solucionar el problema, pero nos quitaron 10 mil bolívares por casa para hacerlo”.
Los despojados injustamente por los choros, piden celeridad a las autoridades al momento de responder sus denuncias, mientras temen que la situación se vuelva rutina, causando un círculo vicioso que afecte sus posibilidades educativas, sociales y económicas.
“Algunos amigos me han comentado que les piden hasta 25 mil bolívares por ponerles de nuevo el cable”. David Fuenmayor (Vecino de San Francisco)
“Hago trabajos por Internet y desde el hurto no me llega casi nada. He perdido mucho dinero”. Carlos González (Residente de Maracaibo)