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Continuamos recorriendo el largo y espinoso camino de revisar el cúmulo de errores vulgares que afean y desdicen mucho de nuestros medios audiovisuales.
Nos referimos en Notícula anterior al término poeta y a su inequívoco femenino poetisa, proveniente del latín (poetissa) y activo en el español desde el siglo XIV, fijado en el Diccionario de Autoridades, en 1726; pero, muy recientemente, ha aparecido la tendencia de llamar poetas a las damas. En principio, se trató de un recurso retórico elogioso. Como se ha supuesto siempre que el prestigio está en el masculino, a las grandes poetisas se les llamó poetas. Entre los primeros ejemplos, a Sor Juana Inés de la Cruz. La expresión apologética se extendió entre los críticos literarios. Y por tratarse de un término de creciente uso entre hablantes cultos, la Real Academia, de acuerdo con su cuidadoso criterio de amplitud, le dio acogida en la XXIIª edición de su Diccionario (año 2001) como un sustantivo de género común: “Poeta: Persona que compone 0bras poéticas y está dotada de las facultades necesarias para componerlas. / Persona que escribe obras poéticas”, aunque aparte conserva la entrada poetisa, con su acepción bien establecida de ‘Mujer que compone obras poéticas…etc’.
Esta apertura de la docta institución no debe llevar a los lectores a opinar: “Ahora la Academia prefiere llamar poetas a las damas”. No es así. La Academia –lo ha explicado muchas veces- es notaria, no dueña del idioma. Los dueños del idioma somos nosotros, los usuarios. Si una voz tiene vida extendida entre hablantes, especialmente entre hablantes cultos, la institución la acoge en su lexicón. Las damas tienen la palabra. En estos tiempos en que tantas batallas se libran por la igualdad y por los derechos femeninos, las literatas ¿Prefieren ser poetas o poetisas?
Como sabemos que a muchos lectores les gustan nuestros recuerdos de viejos, permítannos traer al presente esta anécdota: Sería el año 1990 o 91, cuando la gran dama valerana Ana Enriqueta Terán, en celebración por haber recibido el Premio Nacional de Literatura, visitó a nuestra ciudad e hizo una lectura de sus poemas en el auditorio del Banco de Maracaibo. La presentación elogiosa la hizo un distinguido catedrático de LUZ, con la poeta por aquí y la poeta por allá. La gran señora dijo: Permítanme comenzar con este poema y leyó una poesía, seguramente de sus tranquilos años vividos en Jajó. El poema decía, reiterativamente, cosas como estas: La poetisa se levanta, la poetisa abre la ventana, la poetisa pasea por jardín…