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Si mañana hubiese elecciones presidenciales en Brasil, Adenor Leonardo Bacchi, mejor conocido como “Tite”, sacaría un 14,8 % de votos, según la encuestadora local Paraná Pesquisas. Probablemente no le alcanzaría para tomar las riendas de su país, pero parece un número bastante optimista para un simple entrenador de fútbol.
Su popularidad se basa en los buenos resultados que ha provocado el renacer de una nueva Canarinha -no solo en cuanto al juego, sino también con la clasificación asegurada al Mundial Rusia 2018- tras los fracasos en el Mundial 2014, donde dirigidos por Felipe Scolari cayeron en semifinales 7-1 contra Alemania, y la Copa América Centenario, cuando comandados por Dunga fueron eliminados en primera ronda ante Perú.
Desde que Tite llegó al banquillo de la selección más ganadora de mundiales de todos los tiempos, luego de los Juegos Olímpicos Río 2016, donde salieron campeones, el cambio ha sido contundente. Tomó un equipo que se disputaba un cupo para el mundial, y que estaba fuera en la sexta casilla clasificatoria, ahora en siete partidos lo convirtió en el primer clasificado de Sudamérica a Rusia 2018.
Atrás quedaron los tensos días con estrategas que parecían no encontrar la formula de una talentosa generación de jugadores. Ahora todo es armonía, y el equipo rinde para anotar 2,6 por encuentro y recibir apenas 0,1.
“La gran diferencia es la confianza del equipo. Siempre hemos tenido un buen equipo, pero no lo demostrábamos. ‘Tite’ nos ha devuelto nuestro ADN”, de esa manera se expresó Neymar de su nuevo entrenador, tras el partido ante Ecuador.
Y es que la estrella del Barcelona vive un dulce momento en Eliminatorias: en las últimas seis victorias acumula cuatro goles y cinco asistencias. “Tite” ha encontrado la manera de hacerlo sentir cómodo y “Ney” le ha respondido haciendo brillar al resto de sus compañeros.
Brasil ya está en la próxima Copa del Mundo y, aunque falta mucho, no es alocado empezar a dibujarlo como posible favorito a quedarse con el trofeo. Brasil nuevamente joga bonito.