El
La encíclica rerum novarum (15-05-1891), (en latín significa: De las cosas nuevas o de los cambios políticos) del Papa León XIII, deja su apoyo al Derecho laboral, en momentos de grandes cambios en el siglo XIX, como la Revolución Industrial y crecimiento de las ciudades que producen dificultades sociales y económicas. Se debatía y se luchaba por una justa relación entre trabajo y capital y la cuestión obrera. El Papa León XIII dio todo su apoyo a formar sindicatos; reafirmaba su apoyo al derecho de la propiedad privada; advertía, sobre el peligro del comunismo en el control de los trabajadores; hace un énfasis indeclinable en la democracia, como verdadero equilibrio social. Esta carta papal, significó la fundación de la “Democracia Cristiana” y una pieza clave de la Doctrina Social de la Iglesia, (DSI).
Estos principios de la DSI por una sociedad justa, influye en lo político, en lo social, en lo económico y en lo ético. Es impensable, que alguien formado en la Doctrina Social de la Iglesia, permanezca “pasivo” ante esta realidad abyecta; al hombre no se le respeta su dignidad humana; carece de lo indispensable para vivir: alimentos, medicinas, seguridad física y de bienes, empleos estables y dignos; hay ruptura en la Constitución nacional por sus libertades; no hay Estado de derecho, existe un irrespeto a los DDHH.
El daño causado a la sociedad es grave; profundamente moral. Para respetar a la dignidad humana, debemos hacer realidad: Justicia Social: solo puede obtenerse respetando la dignidad trascendente del hombre y su accionar ético; Primacía del bien común: Dios destinó la tierra y sus bienes en beneficios de todos, esto significa, acceder al bienestar para su desarrollo; Principio de subsidiaridad: protección a las sociedades intermedias, especialmente a la familia; Participación social: hay que proclamar con más firmeza las verdades transmitidas por la Iglesia, toda su doctrina sobre la santidad del matrimonio, la educación doctrinal de los niños; la propiedad de bienes y su uso, los deberes para y con quienes administran el Estado; La existencia de la Ley moral: sino existe una verdad última, la cual guía y orienta la acción política, entonces las ideas y las convicciones humanas pueden ser instrumentalizadas fácilmente para fines de poder. Una democracia, que no tenga fortaleza moral se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto. La Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) tiene razón.