Hoy
El poder sin legitimidad sólo puede recurrir a la fuerza, y para ello levanta un escenario jurídico que le permita continuar con su acto de imposiciones, más allá de los deseos de la mayoría. Su estrategia pasa por desarticular al pueblo, sin importar que el brazo que lo sostiene haya perdido gran parte de sus músculos y realmente se encuentre debilitado. Lo importante es aparentar fortaleza, gritar fuerte, e intentar convencer a todos que nada cambiará.
Durante las últimas semanas algo de lo anterior viene ocurriendo. Contra muchos pronósticos varios partidos políticos importantes han logrado sortear un nuevo obstáculo y reunieron las firmas necesarias para revalidarse, ahora falta esperar por los próximos obstáculos que seguro se impondrán. Lo importante es que una vez más el pueblo mostró su vocación democrática, miles salieron a firmar, muchos de quienes han perdido parte de su confianza en la MUD y los partidos políticos que la integran, pero que sin embargo siguen empujando con fuerza el vagón de la Democracia.
Mientras tanto otro evento importante ha venido ocurriendo, la movilización de los países de América para presionar al Gobierno venezolano en el cumplimiento de una serie de condiciones, las cuales por cierto supuestamente fueron acordadas en el marco del llamado Diálogo con el que se cerró el año 2016. Más allá del formalismo de las votaciones en la OEA está claro que existe mayor conciencia en toda la región sobre la naturaleza del Gobierno de Venezuela, y más aún hay indicios que sugieren que esa conciencia se traducirá en roles más activos.
Ante estas dos realidades el Gobierno lanzó un nuevo dardo contra la democracia, en esta ocasión utilizando al TSJ para limitar aún más la actuación de la Asamblea Nacional, vulnerando los derechos de sus parlamentarios y de quienes los eligieron. No importa si es una minoría, si realmente se encuentra debilitado, el Gobierno continuará intentando hasta el final mostrarse como fuerte.
Es tarea del venezolano, particularmente de los intelectuales, limpiar la escena de tanto ruido e imágenes que distorsionan la realidad, de tal forma que la verdad sea vista lo más racionalmente posible. En este sentido, hay un hecho concreto sobre el que se debe insistir, hoy el Gobierno se encuentra más débil que hace un año, y sin duda mucho más débil que hace cinco años. Claro que la llamada oposición también está debilitada y la gente en general desesperanzada. Pero creer que hoy el Gobierno está fortalecido es un error de percepción.