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Adriana Urdaneta, de 20 años, le ocultó a su familia, a su pareja que estaba embarazada y que encontró con quien negociar a su bebé. Después de la cesárea en una clínica de los Haticos, su estado de salud se complicó y la obligó a asistir a la Maternidad Dr. Armando Castillo Plaza. En la emergencia alegó un “embarazo ectópico” y en quirófano se demostró la intervención quirúrgica previa.
Los médicos comenzaron a dudar de la joven cuando mostró exámenes médicos a nombre de Norexis Medina, presunta compradora del bebé. El estado de salud de Urdaneta se complicó y la internaron en la UCI. Se espera que se recupere para que declare sobre el paradero de su hijo.
“Por la posición del útero, los médicos comprobaron que ya a la joven se le había practicado una cesárea, poco antes de ingresar a la maternidad”, detalló en nota de prensa el personal de seguridad del centro de salud. Indicaron que inmediatamente se denunció el caso en la Policía científica y solicitaron custodia policial para la paciente.
Las primeras investigaciones policiales indican que la joven negoció a su bebé con antelación y que por ello se da la diferencia en los nombres de la paciente en los documentos médicos, presumiendo que el nombre que está plasmado en los informes médicos y exámenes de laboratorios pudiera ser de la persona que compró al neonato. “Este es el modus operandi usado para la venta de recién nacidos”, acotó un oficial.
Modus operandi
“Quien vende al bebé registra toda la documentación durante su embarazo a nombre de la compradora, en la mayoría de los casos para ser revendido fuera de nuestras fronteras o en ocasiones para negociar con los órganos del bebé. Así como también, para usar al neonato como medio de transporte de estupefacientes o trata de blanca (en el caso de que sea niña)”, explicó un funcionario experto en este delito.