Vecinos
Justo al lado de la cañada El Varillal está el conjunto residencial Los Apamates, solo unos metros del cause está el edificio 4. La estructura que tiene “más de 40 años” se ve amenazada, según los vecinos, luego de las lluvias estos últimos tres años, las cuales ocasionaron el deslizamiento de arena y formaron un hueco que dejó a los cimientos en evidencia. Aunque lo llenaron con escombros, el problema aún continúa.
El desplazamiento de tierra ocasiona a sus pobladores un “gran dolor de cabeza” y luego del aguacero que cayó el pasado viernes el problema se “agravó”. Un tramo de 12 metros del muro que formaba parte del embaulamiento de la quebrada cedió. «Las aguas se tragaron”, dijo un testigo, que salió a mover su carro durante las lluvias. La edificación quedó a solo tres metros de distancia de la corriente de agua.
María Acosta, de 62 años, vive junto a su esposo y nieto en el apartamento que está justo en la esquina. Al escuchar el estruendo de la pared cuando caía, pensó que todo el edificio se venía abajo. “Desde hace varios años duermo preocupada por esto y ahora que está ese hueco no tengo vida. Muchas veces no logro conciliar el sueño y me parte el alma pensar que nos pueda ocurrir algo”.
Martirio
Mientras narraba cómo vive en zozobra, indicó todos los problemas que tiene y su voz tiende quebrarse. “No puedo abandonar esto e irme porque es lo único que tengo. Vivimos y moriremos con miedo porque cada vez que llueve es el mismo drama. Sufro de la tensión y esto para mi es fatal”.
José Meleán, otro residente de los apartamentos, cuenta que en 14 años que tiene en el lugar vio cómo la cañada se desbordó tres veces, pero hubo “muchos” momentos que el agua subió “casi por completo”. A pesar de que el agua logró entrar pocas veces, el líquido penetró por los sumideros e inundó su apartamento. “Estábamos pilas con la lluvia, pero de repente sentimos el coñazo del pedazo de pared que cayó. Primero se hizo un hueco pequeño en la arena, después la corriente fue comiéndose la tierra”.
En la esquina derecha de la fachada las bases están visibles y a pesar de los camiones con escombros que vertieron, no dejan de notarse. Luego de la lluvia, la tubería del gas quedó a la intemperie y los lugareños temen que los vándalos la confundan con cables de electricidad e intenten cortarla.
Los aguaceros, no solo ocasionaron que paulatinamente los cimientos quedaran descubiertos y una parte del muro de la cañada cayera, sino que la cerca de ciclón se viniera abajo y queda abierta la posibilidad de que los niños caigan en el agua y que en el edificio entren culebras u otros animales rastreros. Los residentes “con solo un trueno ya están pegados a las ventanas” y “psicológicamente mal”.
Trabajo por hacer
José Muñoz, director de Protección Civil-Maracaibo, explicó que se hacen las evaluaciones pertinentes de lo que ocurrió y se tomarán las medidas correspondientes. “Este sector trae esos problemas desde hace años y hay un socavamiento debido a la corriente. Los cimientos del edificio deben estar unos 50 metros por debajo de la tierra porque deben estar el doble de su altura”.
Helim Pirela, comandante del Cuerpo de Bomberos de Maracaibo, reiteró que la obra que existe en la cañada no es la correcta porque allí debería estar una pared vaciada y no una de bloques. “Hicimos las labores que nos competen y elevamos la situación a Ingeniería Municipal. Eso será evaluado y se determinará de quién es competencia y quién la tratará, porque es un proyecto importante que requiere una gran inversión”.
Comentó que la estructura debe tener sus bases sólidas y se tendría que revisar su pilotaje para corroborarlo. “No creo que ocurra nada, pero no podemos permitir que continúe socavándose y el agua llegue a los cimientos”.