
Desde
Marcos ni siquiera sabe que hoy se conmemora un día que busca darle algún tipo de respiro y conscientizar a la población. A él solo le interesa embolsar los productos que cientos de compradores se llevan en un populoso mercado de la ciudad. Sus nueve años no le impiden ir de un lugar a otro para cumplir labores por horas y llevar algo de comida a su hogar, mientras su educación y diversión esperan, puesto que a ese momento nunca llegó.
La Organización Internacional del Trabajo creoó el Día Mundial contra el Trabajo Infantil en 2002 para crear consciencia acerca de la magnitud de este flagelo y reunir esfuerzos para su erradicación. Unos 168 millones de niños son víctimas de este problema alrededor del mundo en medio de un ambiente en el que “reinan” los conflictos, violencia e inestabilidad.
Consecuencias
El trabajo infantil pone en riesgo a los menores, los priva de su educación o los obliga a asumir una doble carga, tanto la del trabajo como el de la escuela. Los pequeños son esclavizados, arrastrados a la prostitución e inclusos preparados para participar en actividades delictivas según la ONU. Trabajar les impide, en muchos casos, ir a la escuela, les quita tiempo para jugar, tener buena alimentación y cuidados.
Según Aldeas Infantiles SOS Venezuela, los niños desempeñan tareas ligadas a la agricultura, industria, minería y economía informal, lo que atenta contra sus derechos, los obliga a cumplir el rol de adultos, dejan de lado su infancia e impiden su pleno desarrollo. Esto implica riesgos físicos, psicológicos, abusos y estrés. Marcos añora cada espacio para jugar y divertirse, además de regresar a la escuela a la que alguna vez perteneció, por ahora el bullicio y cientos de bolsas lo acompañan en sus añoranzas de un presente “mejor”.