Lo que se tiene que negociar (Parte II)

En el repertorio de insultos está el llamar “terrorista” a todo aquel que invoque a su favor cualquier derecho establecido en la CNB; y si quien lo hacía pertenece a las filas del oficialismo, se convertía de la noche a la mañana en “traidor”. Es el caso de la señora Luis Ortega Díaz, fiscal general de la República, de algunos magistrados y de la exdefensora del Pueblo, Gabriela Ramírez

Señalábamos en la pasada entrega que el régimen madurista incumplió los cuatro primeros acuerdos preliminares que se le plantearon en el diálogo de enero de 2017 celebrado en presencia de un alto prelado del Vaticano y de cuatro expresidentes latinoamericanos aliados suyos. Que por eso era simplemente de tontos seguir cayendo en la trampa-diálogo de la que el régimen tanto habla

De hecho, en vez de cumplir con al menos una de las propuestas que la sociedad civil le hizo, Maduro intensificó la guerra de insultos y denuedos contra todo aquel que llamaba a la sensatez y a la cordura. 

En el repertorio de insultos está el llamar “terrorista” a todo aquel que invoque a su favor cualquier derecho establecido en la CNB; y si quien lo hacía pertenece a las filas del oficialismo, se convertía de la noche a la mañana en “traidor”. Es el caso de la señora Luis Ortega Díaz, fiscal general de la República, de algunos magistrados y de la exdefensora del Pueblo, Gabriela Ramírez. Como si toda esta tragedia y el sufrimiento del pueblo venezolano no fuera suficientemente, Nicolás Maduro y la GNB, al mejor estilo fidelista y bajo los lineamientos del G-2 cubano, desataron contra las manifestaciones de estudiantes, periodistas y amas de casa, una feroz represión nunca antes vista en Latinoamérica. La ferocidad ha sido tal, que hasta le pasaron una tanqueta por encima a varios estudiantes, hecho ese que ni siquiera en la Plaza Tianmen (China) había ocurrido. ¿En razón a qué esa feroz represión? La que nadie debe protestar ni manifestar su desacuerdo contra la dictadura de Maduro, así sea cumpliendo con lo señalado en los artículos de la Carta Magna que fundamentan el derecho a la protesta frente la opresión.

De nuevo la pregunta: ¿De qué sirvió el famoso diálogo de Caracas? Para burladero y ocasión para masacrar al pueblo, causando más de 60 muertos y sobre mil heridos hasta el día de hoy.

Muchos analistas piensan que el régimen intensificó la salvaje represión, como medida de presión, buscando un salvoconducto para Nicolás, su familia, ministros, comandantes de la GNB, sus asesores y las cuatro rectoras del CNE, entre otros, unas 100 o 200 personas más o menos. ¿En qué consiste eso? Que la oposición esté dispuesta a sacrificar justicia por impunidad, es decir, dejarlos que todos se vayan a Cuba sin enjuiciarlos, con lo que robaron y borrón y cuenta nueva como si nada malo hubiera ocurrido.

Así de inmoral, así de feo; algo que horroriza el sentido de la decencia ciudadana, siendo una grave ofensa a la ética y los valores del venezolano. Algo parecido ocurrió en Chile con Pinochet. Desde luego, habrá que ver qué opina de toda esta marramusia Raúl Castro, el dueño del circo. Y mientras eso ocurre, sigue avanzando o mocha y trocha el engaño mayor: La constituyente comunal.

Visited 3 times, 1 visit(s) today