Envases
Los camiones compactadores de aseo urbano y la maquinaria pesada recorren la avenida Libertador "los sábados y domingos" para llevarse las toneladas de desechos sólidos que a diario "cubren por completo" las calles, aceras e islas ubicadas en la arteria vial del centro de Maracaibo, pero buena parte de la basura, tras su recolección, queda dispersa en el suelo ocasionando un "gran desastre" que deja constancia de la "falta de políticas públicas adecuadas".
Envases de vidrios, plásticos, bolsas, cajas, papeles, animales muertos, desperdicios de frutas, entre otros objetos, pueden notarse desde el Unir hasta La Redoma y según Pedro Araujo, comerciante de la zona, el "desastre" es permanente y las moscas "no juegan carrito".
Las bolsas que parecen cobrar vida producto del viento, recorren de punta a punta el lugar y las cajas del CLAP matizan "la decadencia y el desorden" de un lugar histórico. En el "basurero a cielo abierto", las personas al igual que los caninos que se encuentran en situación de abandono, hurgan en la mugre en busca de algo para comer y los niños, hijos de trabajadores de la zona, juegan y corren rodeados por la hediondez.
Suciedad
Marta Sánchez, vecina de Torito Fernández y compradora asidua de plátanos cerca del teatro Lía Bermúdez, comenta que se ha caído y ha visto como otras personas se resbalan porque pisan bolsas o conchas, y como por las aceras y pasos peatonales el paso es "restringido", solo queda la calle. "Nos hemos embarrado hasta la cara de toda esta suciedad. El olor no se soporta y pasar por aquí es un infierno".
"Inescrupulosos" de distintas latitudes, profesiones y edades lanzan sus desechos a la calle "sin pensar" en las consecuencias que traerá, y con "tibieza", pueden observase cajas en los comercios que fungen como papeleras. Las quejas y los reclamos son similares y todas las voces apuntan a que "no solo deben recoger los cerros de basura, sino también, el resto de la mugre que nos va a comer".