
Un niño de dos años casi pierde la vida al caer en el hueco de dos metros de profundo y tres de ancho. Desde el año pasado Hidrolago les prometió a los vecinos volver para reparar la tubería y todavía los están esperando. Temen que se desate una epidemia de dengue
Los más pequeños de la casa le dan “gracias a Dios” por su piscina natural, en la que se bañan, especialmente cuando aprieta el calor en la calle A con avenida 3 del sector 18 de Octubre. Los adultos, por el contrario, están “hartos” del nerviosismo que les produce la profundidad del agujero que socava las paredes de las casas cercanas, inunda los patios y resquebraja el embaulamiento de la cañada Zapara.
Patricia Espina explicó que en septiembre de 2016, Hidrolago visitó la comunidad por el colapso de una de las tuberías madre que los surte de agua potable. “Dijeron que tenían que buscar una faja de metal y soldarla para reparar la fuga, ellos cavaron y dejaron eso así, no volvieron”.
El hueco, hecho por la maquinaria pesada, se llenó de agua a medida que la perforación de la tubería iba cediendo, hoy se convirtió en una piscina en plena calle. Los vecinos aseguran que cuando llega el servicio, una vez a la semana, aumenta tanto la presión que alcanza los dos metros de altura. “El chorro de agua toca los cables”.
Mientras contemplaba un trío de jovencitos que se bañaban en el pozo amarillento, Carmen Díaz, dijo: “El trago más amargo de su vida”. A las 2.30 de la tarde del pasado domingo, una madre con su pequeño se acercó a una de las casas vecinas para comprar unos plátanos. “La mamá se descuidó y el niño se le soltó, cuando él bebé se acercó al agujero el pavimento cedió y el niño sucumbió”.
Los niños que acostumbran tomar un baño al aire libre lo sacaron del fondo del hueco repleto de agua turbia. “Tardaron en sacarlo porque no lo conseguían en el fondo, gracias a Dios el niño está bien, pero fue un trago amargo. Yo tengo miedo, mucho miedo”.
Caldo de cultivo
Es incalculable la cantidad de litros de agua potable que se pierden a diario por el bote, situación que lamentan los vecinos del 18 de Octubre a los que aún la hidrológica no les levanta el racionamiento. Al menos ocho niños de la zona se contagiaron de dengue debido a la proliferación de plaga y el crecimiento de la maleza.
A Díaz le preocupa es el estado del terreno. “Me da miedo porque este terreno tiene más de un año con esa agua ahí y ya las casas se están rajando. En cualquier momento comienza a ceder el terreno, además del embaulamiento que tanto nos costó”.
Los vecinos le exigien a Hidrolago la reparación de la tubería y advierten que el bote es “un problema de salud pública”.